16 Junio 2025

LT BOARD | ¿Qué hacer ante la profunda crisis habitacional que vive Chile?

“¿Cómo resolvemos el déficit de vivienda con reglas claras y sin saltarse la fila?”, se pregunta Beatriz Mella, directora del Centro de Investigación Urbana para el Desarrollo, el Hábitat y la Descentralización (CIUDHAD), de la Universidad Andrés Bello, entendiendo que nadie llega a vivir a estos espacios por gusto.

La crisis habitacional es un problema global que afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo. En nuestro caso, Chile enfrenta un déficit habitacional de más de 640 mil viviendas, situación que afecta a cientos de miles de familias y se traduce en un problema que se ha acrecentado en la última década por factores económicos, sociales y políticos.

Uno de los efectos más visibles de esta crisis es el aumento de campamentos en el país. Según los resultados del Catastro Nacional de Campamentos 2024-2025, elaborado por TECHO-Chile y cuyos resultados se dieron a conocer hace algunas semanas, en la actualidad existen 1.428 asentamientos a lo largo de todo el territorio, la cifra más alta desde 1996. Una situación que involucra y afecta a más de 120 mil familias.

2025, además, comenzó con la amenaza de desalojo de la toma del cerro Centinela en San Antonio, considerada la más grande de Chile, con 4 mil familias y 10 mil personas que, según dictamen judicial, deberían abandonar el lugar a más tardar en agosto de este año.

Beatriz Mella UNAB

“¿Cómo resolvemos el déficit de vivienda con reglas claras y sin saltarse la fila?”, se pregunta Beatriz Mella, directora del Centro de Investigación Urbana para el Desarrollo, el Hábitat y la Descentralización (CIUDHAD), de la Universidad Andrés Bello, entendiendo que nadie llega a vivir a estos espacios por gusto.

Son ocupaciones de terreno de gente que no necesariamente quiere vivir en esas condiciones, pero lamentablemente una gran proporción de los campamentos están ubicados en zonas de riesgo”, dice la académica, para graficar la urgencia de dar una solución a este problema.

El caso del campamento de San Antonio, por ejemplo, no es un fenómeno aislado, sino “un síntoma de una crisis habitacional y urbana más profunda”, considera Matthias Casasco, jefe de la Red por la Vivienda y la Ciudad de Déficit Cero, quien advierte que en el último año ha crecido la informalidad en el acceso a la vivienda, expresada en formas menos visibles como el allegamiento o la vivienda cedida.

Desde 2017, Chile ha experimentado un resurgimiento de tomas de terrenos, fenómeno que coincidió y se acrecentó con el estallido social y la pandemia. Para Sergio Baeriswyl, Premio Nacional de Urbanismo y académico de la Universidad del Bio Bio, esto responde a múltiples factores, entre ellos, la necesidad de muchas familias de escapar del hacinamiento y la precariedad económica. “Es un fenómeno que creíamos controlado, pero que hoy vuelve con una magnitud preocupante”, relata el urbanista.

Entendiendo que erradicar estos asentamientos es una tarea compleja y de largo plazo, el Ministerio de Vivienda expresa que se necesitaría un plazo de seis a ocho años para abordar la totalidad de los campamentos del país, lo que requeriría una inversión de aproximadamente 6 mil millones de dólares, además de la disponibilidad de terrenos, planificación urbana y la regularización de la situación de personas migrantes para que puedan acceder a subsidios.

El ministerio también aporta otros datos. Mientras que en las décadas de 1990 y los 2000 los asentamientos irregulares disminuyeron, a partir de 2010 el crecimiento ha sido exponencial. En 2011 había 657 campamentos, con alrededor de 27 mil hogares, y la cifra creció a 736 en 2019. Entre 2019 y 2022 el crecimiento fue de 355 nuevos campamentos, casi un 50% más, con 72 mil hogares. Este incremento está asociado a situaciones como el impacto migratorio, los efectos indirectos de la pandemia y el incremento del déficit habitacional.

Para poder lograr una solución, diferentes estudios señalan que Chile enfrenta un déficit de 630 mil viviendas, mientras que Sergio Baeriswyl considera que deberían construir al menos 100 mil casas anualmente para lograr responder a la creciente demanda.

Recordemos que durante la administración del Presidente Boric se presentó el Plan de Emergencia Habitacional, que busca construir 260 mil viviendas durante la gestión.

El Minvu señala que el eje de la política para enfrentar de manera estructural esta realidad es priorizar a las familias que postulan por las vías regulares del ministerio, a través de dicho Plan, abordando así el 40% del déficit.

Beatriz Mella

Posibles caminos

Para Beatriz Mella de la UNAB, el acceso a la vivienda a través del modelo basado en subsidios estatales no está logrando reducir el déficit habitacional con la rapidez y cobertura necesarias. Aunque el Plan de Emergencia Habitacional ha puesto en el centro de la discusión la crisis de vivienda, considera que su ejecución ha sido lenta y “los subsidios no alcanzan para el precio que tienen las viviendas”. Ante esta situación, se vuelve fundamental diversificar las estrategias para garantizar el acceso a una vivienda digna.

“Hay que ser realista y al mismo tiempo innovador, en el sentido de poder contar con otras herramientas”, debate, pensando que este sistema no ofrece soluciones lo suficientemente rápidas ni flexibles.

A su vez, el caso de los megaedificios en Estación Centralestigmatiza el concepto a ojos de Beatriz Mella, quien considera que se debiese considerar, respondiendo a necesidades y espacios.

Un modelo de densificación adecuada con límites claros, o que permite una habitabilidad razonable para las personas, nos permite también generar alternativas de incorporación de vivienda en integración que estén bien ubicadas en zonas más centrales”, plantea, añadiendo que esto debe ir en medida que las infraestructuras del sistema completo de abasto.

Entre las alternativas, una de las opciones planteadas por Mella es la vivienda en concesión, un modelo que permitiría acceder a arriendos temporales con apoyo estatal, brindando una solución intermedia para quienes no pueden comprar una propiedad de inmediato.

Asimismo, la vivienda industrializada surge como otra posibilidad. “La construcción modular y prefabricada reduce costos y tiempos de edificación”, sugiere Mella, permitiendo aumentar la oferta habitacional en menor tiempo y con precios más accesibles.

El futuro de la política habitacional será una de las tareas más importantes del próximo gobierno. “Esta falta de vivienda está afectando ya en una dimensión que es mucho mayor, que solamente las casas: tiene que ver con el acceso a los servicios, tiene que ver con los barrios”, vislumbra Beatriz Mella, dando cuenta que la incorporación de nuevos modelos de financiamiento y construcción podría marcar la diferencia en la posibilidad real de que más familias accedan a una vivienda digna.