LT Board | ¿Cómo funcionará el nuevo proceso de Admisión Escolar 2026?
El sistema de Admisión dejó de usar el sorteo aleatorio conocido como “tómbola” y va a aplicar un nuevo algoritmo que considera distintas variables del postulante a la hora de asignar vacantes.
El pasado 25 de julio, el Ministerio de Educación presentó el nuevo Sistema de Admisión Escolar (SAE), que sustituirá transitoriamente el mecanismo de asignación aleatoria de cupos para los establecimientos con sobredemanda.
A partir del Proceso de Selección 2026, que comenzó el pasado 5 de agosto y que se extenderá hasta el 28 de este mes, se dejó atrás el proceso popularmente conocido como “tómbola”, que ordenaba las listas de postulantes de forma aleatoria, para aplicar un nuevo protocolo que utiliza variables fijas con el fin de resolver a qué alumno otorgar una plaza en caso de que en un establecimiento existan más postulaciones que las vacantes a completar.
Este nuevo sistema, desarrollado por académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile y del Instituto de Economía y la Escuela de Gobierno de la U. Católica, utiliza un algoritmo con dos variables principales: el RUT del estudiante (o identificación para extranjeros) y el Rol Base de Datos (RBD) del colegio. También considera su domicilio, la existencia de hermanos matriculados y el vínculo laboral de los padres con el establecimiento.
El cambio es “una medida transitoria, pero significativa. Responde a una demanda social legítima: mayor certeza”, afirma Juan Pablo Catalán, académico de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello. “Durante años, miles de familias chilenas esperaron afuera de las escuelas como quien acampa en un teatro donde se sortean futuros”, rememora Catalán, quien es doctor en Educación, “porque ingresar a un buen colegio era —y aún es— una especie de pasaporte: no sólo hacia la educación, sino hacia una vida más digna”.
Hasta antes de 2016, la admisión escolar estaba en manos de cada establecimiento, que aplicaba pruebas académicas, entrevistas y otros criterios que en 2015, con la promulgación de la Ley de Inclusión, en muchos casos se convirtieron prácticas discriminatorias. Por eso, al año siguiente comenzó el nuevo Sistema de Admisión Escolar.
Para Juan Pablo Catalán, el sistema de cupos por algoritmo aleatorio generó asperezas desde un inicio. “La imagen caló hondo: niños convertidos en cifras, destinos decididos por azar”, asegura, indicando que el descontento creció, y con él, “una narrativa que redujo un complejo sistema de justicia educativa a una metáfora de injusticia emocional”.
Lo que falló en la implementación del SAE
Juan Pablo Catalán, académico e investigador de la UNAB analiza que SAE fue una “política pública necesaria para combatir la selección arbitraria” y muchas veces “discriminatoria” que predominaba en el sistema escolar chileno. Sin embargo, admite que su diseño original presentó limitaciones que no fueron corregidas con la prontitud necesaria.
“Una de las principales razones por las que se demoró tanto en introducir ajustes fue la alta sensibilidad política y técnica que implica intervenir en los mecanismos de acceso escolar”, explica. “Modificar el algoritmo requería cambios normativos, respaldo técnico y consenso social, lo que no siempre estuvo presente”.
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