La Tribuna| Plebiscito y la barrera de la mascarilla
El académico de Fonoaudiología Jaime Crisosto analiza las barreras que imponen los protocolos para la prevención del Covid-19 para el plebiscito del próximo 25 de octubre.
En pocos días Chile enfrentará un plebiscito que no solo será particular por el contenido de lo que se vota, sino también porque será el primero en pandemia. El contexto sanitario sumará limitaciones que impactarán en la forma de comunicarnos, por ejemplo, la combinación de mascarilla + distancia.
Investigaciones recientes demuestran que el uso del barbijo influye en el volumen de la voz, en la forma cómo es producida y recepcionada. Quien habla, por un lado, debe esforzarse más en proyectarla para que sea más intensa, mientras que quien escucha debe prestar más atención, enfocarse más y hasta pedir al otro que pueda repetir. Esto nos ocurre a todos, por lo que, para quienes tienen adicionalmente alguna limitación, se vuelve un escenario todavía más complejo.
Además, la información visible está todavía más limitada, no se ve el movimiento de los labios, ni la expresión, si hay una sonrisa o una mueca negativa, si alguien habla en serio o si bromea, lo que puede generar confusión, en especial cuando quien está al frente es un desconocido. Todo el mensaje se reduce, entonces, a lo auditivo y con una distancia de uno o dos metros de por medio que poco ayuda.
No es una opción pedir a las personas que se saquen la mascarilla, sería irresponsable hacerlo, pero sí recordarles, en especial a los involucrados en este atípico proceso electoral, que es necesario reforzar la empatía. Desde la fonoaudiología hemos comprobado que el proceso de envejecimiento impacta en la capacidad de elevar la voz y progresivamente se hace más dificultoso. Paralelamente la visión y el oído se van deteriorando. La presbicia y la presbiacusia son, lamentablemente, comunes en la población de más edad.
Quienes se desempeñen como vocales de mesa o quienes entreguen información en los locales de votación, tienen alternativas para darse a entender sin arriesgarse. Se recomienda usar el lenguaje no verbal, hacer un gesto con el pulgar hacia arriba para ratificar que algo está bien o asentir, guiñar un ojo cuando se trate de algo divertido, indicar con las manos, etc.
Al hablar, en tanto, lo ideal es hacerlo más pausado y si es necesario repetir, hacerlo cuanto sea necesario, porque en definitiva el proceso que se vivirá este 25 de octubre será único y probablemente vivir una pandemia como la actual será también excepcional. La oportunidad de aprender de ambos procesos también lo es.