Triptófano, gaba, ashwaganda, melisa, pasiflora, valeriana, rhodiola y magnesio son algunos de los suplementos vitamínicos que se destacan en las redes sociales como remedios para el estrés. En una sociedad contemporánea marcada por el ritmo acelerado y las altas demandas, estos productos se presentan como soluciones para mejorar el sueño, reducir la ansiedad y fomentar el bienestar general, siendo frecuentemente recomendados por influencers.
Sin embargo, «“No es bueno que estos minerales ni vitaminas se utilicen a destajo o por recomendaciones de la vecina, de la amiga o de alguien”, explica de partida Fernando Torres, director de la Escuela de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello. “La idea es que haya un profesional de la salud de por medio. Si la persona tiene dudas, tiene que hablar con el químico farmacéutico, no con el vendedor”, aconseja el especialista.
El también toxicólogo señala además que no todo el estrés es malo ni necesita ser “tratado” con suplementos. Según especialistas, el estrés es una respuesta fisiológica hacia alguna situación amenazante o desafiante que nos prepara desde lo más primitivo para reaccionar de forma rápida, donde se liberan hormonas como cortisol y adrenalina.
Ahora bien, cuando el estrés es crónico se vuelve dañino; tanto, que es insuficiente suplementarse y la decisión más responsable es ir al médico.
Efectividad
La eficacia de los suplementos vitamínicos depende de varios factores, incluyendo la dieta de la persona, sus necesidades nutricionales particulares y su estado de salud general.
“Si tú me preguntas si son efectivos, yo te tendría que responder como profesional de la salud: depende. Si la persona no tiene una dieta equilibrada, si la persona no hace ejercicio, si no duerme bien, depende. Porque te digo: los suplementos contribuyen a mejorar una enfermedad, pero no van a remediarla”, subraya el académico UNAB.
Torres explica también cuáles son las propiedades particulares de algunos de estos suplementos que se ofrecen en el mercado.
El primero de ellos es el magnesio, disponible en varias versiones como citrato de magnesio, glicinato de magnesio, y L-treonato de magnesio, entre otras. La diferencia entre ellas radica en que «son las formas químicas en que los farmacéuticos las preparamos para que puedan ser absorbidas por el organismo. Pero en el fondo lo que interesa es el mineral», aclara.
El magnesio es un micronutriente muy importante que cumple funciones a nivel de nuestro sistema nervioso, muscular, óseo e inmunológico y que ayuda a regular los niveles de cortisol y la producción de serotonina. “Ayuda a relajar el sistema nervioso y a regular la ansiedad”, dice Fernando Torres.
El triptófano es un aminoácido esencial, a partir del cual se fabrican hormonas en nuestro organismo. Activa el cerebro y varias glándulas. Estimula también la formación de serotonina conocida como la “hormona de la felicidad”.
El gaba o ácido gamma-aminobutírico es un neurotransmisor que se produce en el sistema nervioso central y “te permite inhibir el cerebro, baja la excitación de las neuronas y la persona se va a sentir más tranquila, pero a largo plazo”, agrega.
Los adaptógenos, explica, son productos vegetales ampliamente utilizados en la medicina herbolaria para estabilizar los procesos fisiológicos, es decir, ayudan a mantener un equilibrio interno adecuado, conocido en medicina como homeostasis. Un ejemplo es la rhodiola, que también se cree que mejora la resistencia al estrés, la fatiga y la depresión.
La ashwaganda es una hierba adaptógena utilizada en la medicina ayurvédica a la que se le han atribuido propiedades para mejorar el sistema cardiovascular, el procesamiento inflamatorio y el insomnio. Según Fernando Torres, la persona va a tener una mejor circulación sanguínea, el cerebro se va a oxigenar mejor y de este modo se reducirá el estrés.
A pesar de sus posibles beneficios, los profesionales de la salud enfatizan que los suplementos vitamínicos no son necesarios si se lleva un estilo de vida equilibrado y saludable.
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