La Tercera | La impotencia política y familismo en Chile
En esta columna de opinión en La Tercera, el director del Doctorado en Teoría Crítica y Sociedad Actual de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Mauro Basaure, hace un análisis sociológico respecto a los principales resultados de la encuesta "Radiografía de la (des)confianza en Chile" del Instituto de Políticas Públicas UNAB.
El gran problema de la sociedad chilena no es tanto la existencia de problemas como su incapacidad estructural para resolverlos. No es la idea aquí, sin embargo, apuntar una vez más a los supuestos políticos inoperantes que no cumplen con su trabajo. Hay causas más profundas de esta sociedad impotente. Aunque las personas son conscientes de sus problemas y tienen anhelos colectivos, no existen las condiciones pre-políticas -sociales y cívico-culturales- adecuadas para abordar esos problemas o realizar esos anhelos.
La encuesta “Radiografía de la (des)confianza”, realizada por el Instituto de Políticas Públicas de la UNAB, muestra que la delincuencia es la principal preocupación, seguida por el temor a quedarse sin trabajo, reflejando las dos formas de inseguridad más importantes para los chilenos. Estos problemas y preocupaciones son enfrentados con crítica social y anhelos de un Chile mejor.
Los miedos y preocupaciones reflejan, de hecho, anhelos de seguridad y estabilidad económica. Un 90% critica las relaciones de poder en Chile, destacando la mentira, injusticia y corrupción como los problemas más detestados. La cultura chilena es vista como individualista, con falta de empatía y respeto. Los deseos para Chile incluyen una sociedad más amable, empática y justa.
Pero, pese a esta conciencia crítica y a esos anhelos de un Chile mejor, la encuesta revela tendencias que avalan la idea de una sociedad impotente y se asocian con la idea de un “familismo individualista”. La primera es que la confianza se limita a la familia y amigos, mientras que hay desconfianza hacia el resto de la sociedad. En Chile solo se valora positivamente la esfera del amor y la afectividad, generando una «alegría privada» y una «infelicidad pública».
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