La Tercera | Halloween: Los peligros y consecuencias del consumo de dulces
Si bien es una fiesta que involucra casi inevitablemente disfraces y dulces, estos deben ser consumidos con alta moderación. Especialista de la UNAB entrega recomendaciones y alternativas.
Cada año, la industria alimentaria se beneficia enormemente de la tradicional festividad del 31 de octubre: Halloween. Una celebración que se ha extendido por gran parte del mundo occidental y que llegó a Estados Unidos a mano de los irlandeses.
“Y ésta ha hecho un ‘buen trabajo’ al elaborar muchos dulces con motivos de Halloween y vincular así esta celebración más a la solicitud de dulces que a la costumbre de disfrazarse o hacer el rito de las flores”, comenta Fabiola Romero, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello.
Para la docente, el real peligro está en que un niño no tiene la capacidad de medir su ingesta de dulces y dosificarlos diariamente, “Cuando un niño consume demasiado, como dulces en este caso, podría ocurrir una sobre ingesta de carbohidratos simples” explica.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que un niño menor de dos años no debería consumir exceso de azúcar y recomienda que el máximo de esta equivalga al 5% de la ingesta diaria. Cifras que pueden verse fácilmente sobrepasadas en esta festividad.
Y aunque la festividad dura solo un día, Romero explica que, si el total de dulces recolectado es considerable y se consume durante una o dos semanas, esto podría no solo afectar el estado nutricional, sino también influir en la respuesta metabólica o representar un estímulo excesivo para el desarrollo de caries.
Ultraprocesados y preservantes
A la calidad de ultraprocesados se le suma su gran cantidad de preservantes. Fabiola Romero detalla que “hay que pensar que no fueron hechos en octubre, sino mucho antes, y que no van a durar un mes, sino más. Poseen una cantidad de preservantes que sí modifican la microbiota intestinal”.
A pesar de que hay opciones de golosinas que están elaborados con edulcorantes no calóricos, la académica no sugiere su consumo. Edulcorantes como la sucralosa, el maltitol y el xilitol, entre otros, tienen una ingesta diaria admisible, y siguiendo estas directrices, su consumo no debería representar un riesgo para la salud,“exceder ese tope podría provocar problemas gastrointestinales o alguna otra intolerancia, dolor de estómago, distensión abdominal e incluso diarrea”.
Alternativas
La misma recomendación aplica a los adultos: Si una persona adulta tiene una ingesta diaria de, por ejemplo, dos mil calorías, solo debería consumir 100 calorías provenientes de azúcar.
“Si sobrepasa eso y tiene antecedentes de diabetes, de resistencia a la insulina, o sufre de obesidad, sobre todo abdominal, claramente va a tener una respuesta metabólica poco satisfactoria que lo podría llevar, si es diabético, a un coma diabético. Y si no lo es, exacerbaría el factor de riesgo de la respuesta de la insulina alterada y podría desarrollar una prediabetes” añade la especialista.
Para la nutricionista una buena alternativa es remplazar los dulces, o parte de ellos, por galletas caseras o frutas decoradas con motivos típicos de la noche de brujas. Sugiere cambiar la conducta alimentaria para que esta no solo se enfoque en los dulces, sino en un montón de productos que puedan preparase en casa como naranjas pintadas como calabazas, galletas de calaveras, etc.
Es necesario convertir esta fiesta más bien en una vivencia, una experiencia familiar, de amistad, de vecindad. Un momento agradable, pero no en virtud de la recompensa que puede ser la comida dulce