La Tercera | Estudio explica cómo el Paso Drake se hizo tan profundo y modificó el clima de la Antártica
La investigación revela cómo la profundización del estrecho que separa Sudamérica del continente helado y el enfriamiento marino prepararon el camino para la gran glaciación antártica.
Hace entre 36 y 34 millones de años, justo antes de que la Antártida se convirtiera en el desierto helado que hoy conocemos, los mares que la rodeaban experimentaron una transformación radical.
Un equipo de científicos, entre ellos Silvio Casadio, geólogo y docente de la Universidad Andrés Bello, desenterró pistas clave para entender ese cambio climático que marcó el inicio de la gran glaciación antártica.
El estudio, basado en microfósiles marinos hallados en la isla Marambio, también conocida como Seymour, revela cómo el enfriamiento del océano y la apertura de pasajes oceánicos reorganizaron las corrientes marinas y modificaron los ecosistemas de la región.
Al analizar restos microscópicos de dinoflagelados, organismos unicelulares que dejaron sus vestigios en las capas sedimentarias de la formación Submeseta, los investigadores pudieron reconstruir las condiciones del agua superficial.
Estudio en la Antártica
“Junto con colegas de Argentina detectamos una predominancia de microfósiles que viven en aguas frías y ricas en nutrientes, probablemente en zonas cercanas a la costa”, explica Casadio.
Este escenario contrasta con épocas previas, cuando esas mismas aguas presentaban temperaturas mucho más cálidas, según evidencian fósiles de capas más antiguas.
El cambio coincide con un fenómeno decisivo: la profundización del Pasaje de Drake, el estrecho que hoy separa Sudamérica de la Antártida.
Al alcanzar aproximadamente mil metros de profundidad, permitió que corrientes marinas frías comenzaran a rodear el continente, alterando radicalmente su clima.
Investigaciones previas con modelos climáticos habían sugerido que esta apertura fue crucial para desencadenar la glaciación, y ahora los fósiles confirman esa hipótesis con datos concretos.
Casadio destaca que este hallazgo amplía la visión sobre cómo los océanos y la atmósfera interactuaron para producir la Antártida helada.
Un lugar preciso
El equipo conformado por instituciones de Argentina, como el Instituto Antártico y las universidades de Buenos Aires, Nacional del Sur y Nacional de La Plata, además de la Universidad Andrés Bello en Chile, combinó diversas técnicas para llegar a estas conclusiones.
Primero, determinaron con precisión la edad de los fósiles mediante bioestratigrafía y análisis isotópicos.
Luego, interpretaron la composición de las comunidades microbianas marinas y la compararon con registros de otras zonas clave de Argentina y el Océano Austral.
Esta aproximación permitió captar un panorama detallado del enfriamiento oceánico y sus efectos en los ecosistemas antárticos justo antes del inicio de la glaciación.
Para Casadio, el estudio subraya la importancia de mantener la Antártida como un laboratorio natural vivo para el estudio del clima planetario.
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