La Tercera | El potencial del amoníaco verde para un desarrollo económico limpio
Los académicos e investigadores del Centro de Transformación Energética de la UNAB, Catalina González y Freddy Flores, hablan de las posibilidades del amoníaco verde como vector energético que ayude a impulsar un desarrollo país más sustentable. En columna de opinión para La Tercera exponen los desafíos de implementar esta energía.
El Gobierno impulsa un plan de hidrógeno verde para proveer al país de una matriz energética limpia y que, de paso, convierta a Chile en uno de los líderes en la implementación de esta tecnología. Sin embargo, y en concomitancia con esta agenda, existen otras fuentes de energía que pudieran provocar un impacto de similares magnitudes. Uno de estas es el amoníaco verde. Sobre este tema, hablaron Freddy Flores, director del Centro de Transformación Energética de la Facultad de Ingeniería de la UNAB, y Catalina González, investigadora del Centro de Transformación Energética de la Facultad de Ingeniería UNAB e investigadora adjunta del Instituto Milenio en Amoníaco Verde como vector energético (MIGA).
«Es importante comentar que el amoníaco es uno de los cuatro pilares que sustentan el planeta. Se estima que su producción anual es de 150 millones de toneladas y casi el 90% de esta se destina a satisfacer la demanda mundial de fertilizantes para producción agrícola. Actualmente, esta demanda se cumple, pero con un gran impacto, ya que se realiza con un uso intensivo de combustibles fósiles», se lee en el texto de opinión que ambos académicos escribieron para el diario La Tercera.
Los investigadores de la UNAB explican que «el amoníaco verde es considerado hoy como un nuevo vector energético, al igual que el hidrógeno. Gracias a su producción se pueden descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el transporte marítimo».
Sobre otros usos de esta fuente de energía, comentan que puede ser directamente como combustible en motores de combustión interna, directamente en vehículos pesados, buques, y equipamiento pesado de minería. «Al igual que el hidrógeno, además puede usarse en celdas de combustible, lo cual es una alternativa viable a los combustibles fósiles tradicionales, reduciendo significativamente las emisiones de carbono en estos sectores», precisan.
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