La primera y más obvia razón es que tenemos una regulación torpe y lenta, especialmente a nivel de inversiones que haría una mega empresa. Por ejemplo: tener mejores reglas para cuidar el medioambiente es una prioridad, pero es absurdo que el proceso de evaluación ambiental demore 3 veces más en Chile que en Estados Unidos.
La segunda razón es que no fuimos capaces de reemplazar mecanismos problemáticos que favorecían el crecimiento por otros mejores. Por ejemplo, antes no era mal visto que un empleado recibiera almuerzos y regalos de parte de proveedores, de tal forma que las nuevas tecnologías o servicios eran testeados por las empresas. Nos dimos cuenta de que estos regalos (especialmente en el sector público) podían ser vistos como una forma de coima o recompensa ilícita, y fueron eliminados de la estructura corporativa. Sin embargo, no reemplazamos el mecanismo que incentivaba probar nuevas tecnologías y las empresas se estancaron. La alternativa ética (stock options, bonos que dependen de mejoras en productividad, etc.) brillan por su ausencia en el mercado.
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