La Tercera | Académicas de la Universidad Andrés Bello abordan tendencia al detox digital y uso de teléfonos sin internet

Se acaban el verano y las vacaciones. Es hora de retomar las rutinas, las responsabilidades laborales y los estudios. Pero el ocaso de la temporada estival dejó algunas tendencias que, acaso, se mantengan en el transcurso del año. Una de estas es el resurgimiento de los dumbphones, teléfonos que solo sirven para hacer llamadas y no permiten conectarse a internet

A esta tendencia se le llama desintoxicación o detox digital. En el Congreso Futuro, el propio Presidente Gabriel Boric habló del uso de estos aparatos precisamente para mantenerse alejados de la hiperconexión a las pantallas.

La directora del Magíster en Gestión de Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, Mailyn Calderón, fue consultada por La Tercera junto a otros expertos sobre este tema.

La académica e investigadora explica que, en términos de software, un dumbphone está diseñado para ser “ligero y eficiente”, con una interfaz simple que permite funciones esenciales como llamadas, mensajes de texto y alarmas, sin aplicaciones complejas ni multitareas como estamos acostumbrados.

Entre los beneficios de aquello, destaca que “esto optimiza el uso de recursos como la memoria y la batería, asegurando que el rendimiento sea rápido y estable”.

La experta en Inteligencia Artificial dice que se trata de una experiencia que propicia el enfoque y mantenerse libre de preocupaciones, permitiendo conectarse con los demás ya no a través de una pantalla. Para graficar esta opinión cita un estudio de Common Sense Media, que indica que los adolescentes pasan alrededor de 7 horas y 22 minutos al día frente a pantallas recreativas, sin contar el tiempo dedicado a tareas escolares. La creciente popularidad de los dumbphones refleja una necesidad real de reducir la sobrecarga digital, más que una simple moda pasajera.

Conducta adictiva

La Tercera también consultó a Pilar Palacios, directora de la Clínica de Atención Psicológica del Campus Casona de Las Condes de la Universidad Andrés Bello. “El celular tiene que ver con la activación rápida de los circuitos del placer”, advierte de entrada, y comenta que en su trabajo le ha tocado ver cómo se genera una conducta adictiva. “Se va necesitando cada vez más el smartphone y, cuando no lo tienen, empiezan a buscarlo y no pueden separarse de él”

De todos modos, la profesora Palacios no demoniza el uso de estos aparatos ni de la tecnología, sino que habla de la necesidad de educar y poner los límites adecuados.

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