La Segunda | Columna de opinión de Jorge Rojas: la inflación invisible
El investigador del IPE UNAB explica que el costo de la vida es, en términos reales, más alto de lo que muestran los indicadores.
En una columna de opinión escrita para el diario La Segunda, el investigador del Instituto de Políticas Económicas de la Facultad de Economía y Negocios de la UNAB, Jorge Rojas, habla de la inflación invisible.

¿A qué se refiere? Al costo de la vida real, más allá de lo que se observa a través de lo que se informa a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El profesor Rojas ocupa una analogía para explicar su premisa:
«En Chile, hablar de inflación se ha vuelto tan común como hablar de fútbol: todos tienen una opinión y cada mes esperamos el nuevo “marcador” del IPC como si fuera el resultado del clásico. Si el dato baja, celebramos un empate; si sube, sentimos que nos metieron un gol en el último minuto. Pero más allá del ruido de la hinchada, ¿sabemos realmente qué está midiendo ese número? ¿Y qué pasa cuando el árbitro (las estadísticas oficiales) deja fuera jugadas clave, como los costos que las familias enfrentan cada día?».
Rojas recuerda que un reciente informe del Instituto UNAB de Políticas Públicas pone el dedo en la llaga: el IPC chileno subestima el costo real de vivir, especialmente en lo que respecta a la vivienda. «El documento explica que la medición oficial se basa en lo que las familias gastan efectivamente, no en lo que cuesta vivir como lo hacen. En otras palabras, si una familia es propietaria de su vivienda, el INE asume que no tiene gastos de vivienda. Pero ese hogar tiene un valor económico: podría arrendarse y su uso implica un costo de oportunidad que el índice ignora».
Para Rojas, esta diferencia conceptual entre gasto y costo representativo parece técnica, pero tiene consecuencias enormes. Mientras el IPC oficial asigna apenas un 7% de ponderación al arriendo, el enfoque de “costo representativo” lo eleva a más de 22%.
«Al recalcular la inflación considerando ese ajuste, el resultado es claro: el costo de vida real ha sido 1,2 puntos porcentuales más alto por año que lo que muestran las cifras oficiales. Dicho en simple: el costo de la vida ha subido más de lo que se nos informa», afirma.
Puedes leer la columna completa en este enlace.
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