Facultad Derecho UNAB analizó el panorama actual y los desafíos de la Inteligencia Artificial, el metaverso y los Neuroderechos
La Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello en conjunto con organizaciones del Poder Judicial desarrollaron un encuentro en el que abogados y otros profesionales profundizaron en el uso de la tecnología disruptiva y su impacto en el ejercicio del Derecho, así como en las consideraciones éticas y legales que esto supone.
Con el objetivo de brindar una visión amplia y actualizada sobre la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito jurídico, la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello (UNAB) realizó el seminario «Inteligencia Artificial, Neuroderechos y Metaverso», que convocó a abogados, profesionales, funcionarios y estudiantes.
Esta actividad se llevó a cabo de forma colaborativa con la Asociación Nacional de funcionarios de la Corporación Administrativa del Poder Judicial (ANFUCAPJ), la Asociación Nacional de Empleados Judiciales (ANEJUD) y la Corporación Administrativa Del Poder Judicial Zonal Santiago.
Durante la instancia se abordaron los desafíos y oportunidades que la IA presenta en el campo legal, así como sus alcances éticos en esta área, con especial énfasis en los riesgos de su uso y abuso sin un contexto legislativo que regule su desarrollo y sancione los perjuicios que esta tecnología podría provocar, tales como el uso de datos neurológicos sin consentimiento, la identificación facial con sesgos raciales o la apropiación de datos biométricos.
La apertura estuvo a cargo del ministro de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, quien destacó la importancia de contar con este tipo de instancias de actualización, en especial para los funcionarios del Poder Judicial, ya que precisó que “los neuroderechos, al igual que el ADN, servirán como una forma de identificarnos”.
Nuestro cerebro nos va a identificar como una nueva huella digital que podrá ser reconocida y utilizada”, apuntó, sosteniendo que en ese sentido “debemos proteger nuestros derechos mentales y no debemos permitir que nos lleven a una expresión de voluntad no deseada
Por su parte, Roberto Contreras, ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, comentó que “estos ya no son temas del futuro, sino del presente y de los que debemos preocuparnos intensamente”. Al respecto, agregó que el uso de estas tecnologías y los cambios que traerán a la sociedad son comparables con lo ocurrido en la I Revolución Industrial, y que por lo mismo es necesario considerar la protección en cinco ejes: identidad, privacidad, libertad, uso equitativo y evitación de sesgos.
Precisamente dado que estos temas son foco de preocupación para el Derecho y las ciencias en general, el decano de la Facultad de Derecho, Dr. Carlos del Río, resaltó la necesidad de generar espacios donde se puedan debatir respecto de cuál es la mejor forma de enfrentar estas complejidades, tanto a nivel estatal, pero también global.
Hoy ya no tenemos los mismos límites geográficos para la aplicación del Derecho que existían hasta antes de la IV Revolución Industrial. Hoy vivimos conectaos con personas y empresas de todas partes del mundo y, frente a ello, a problemas globales, lo ideal es generar también soluciones lo más comunitarias posibles. No es algo fácil, pero es un desafío al que ninguna discusión puede renunciar desde el inicio
Legislación y aplicaciones
El seminario «Inteligencia Artificial, Neuroderechos y Metaverso» contó con la participación de seis especialistas divididos en dos paneles. El primero estuvo integrado por la Dra. Patricia Reyes, abogada e integrante de la Red Chilena de Gobierno Abierto; Guido Girardi, exsenador y vicepresidente ejecutivo de la Fundación Encuentros del Futuro; y Dra. Nathalie Walker, abogada e investigadora de la Facultad de Derecho UNAB.
Reyes presentó la ponencia “Ética y Neuroderechos: Desafíos y perspectivas en la era digital”, donde abordó los límites éticos en el estudio del cerebro y el desarrollo de tecnologías de mejora del procesamiento neuronal, así como del acceso a la información que se obtenga.
La abogada explicó que “hay que considerar las implicaciones éticas de, por ejemplo, borrar recuerdos o quitar impulsos por la seguridad de la mayoría. Estamos hablando de una tecnología que podría haber en un futuro o que en algunos casos ya existe, esta son algunas de las cuestiones que desde el Derecho nos estamos preguntando”.
Desde el punto de vista de la legislación, el exsenador Guido Girardi, se refirió a la “Ley de Neuroderechos y sus alcances”, como un marco ético para las neurotecnologías directas e indirectas. Sobre las primeras explicó que requerirán un registro para funcionar en Chile y existirán sanciones penales en caso de daño para quienes las usen.
Asimismo, recalcó la necesidad de legislar porque “las leyes que existen en el mundo analógico no son aplicables al mundo digital. Este existe en espacios sin Estado”.
Por otra parte, para abordar la posible responsabilidad penal por daños en caso de que quien los realice sea un agente artificial y los posibles marcos legales que podrían aplicarse, la académica de la U. Andrés Bello, Nathalie Walker, presentó la ponencia “Responsabilidad civil por los daños causados por agentes artificiales, ¿quién responde en el derecho civil y de consumo?”.
Al respecto, la profesora Walker desarrolló las respuestas que hoy podría dar a estos problemas la normativa existente en el Código Civil –fundamentalmente en el ámbito de la responsabilidad extracontractual– y en la Ley del Consumidor.
Mientras en Chile no tengamos normativa especializada para responder a los desafíos que nos presenta la innovación tecnológica, habrá que buscar soluciones en el Derecho vigente, que se verá enfrentado, con entornos cambiantes y dinámicos, que requerirán soluciones creativas y adaptables a las nuevas necesidades de la contratación, el comercio y una vida en sociedad cada vez más compleja
Aplicaciones en el mundo del Derecho
El segundo panel estuvo integrado por Carolina Plaza, directora ejecutiva de Hakamana Fondo de Litigación y de Metaverso Legal; Valeska Fuentealba, académica de la Facultad de Derecho UNAB; y Pablo Cabezas, ingeniero Informático y jefe de Implementación de Proyectos del Laboratorio de Innovación DDI de la CAPJ.
Plaza comenzó su exposición “Aplicaciones de las Tecnologías Disruptivas en el Derecho” desde el metaverso legal, mostrando cómo se puede utilizar la plataforma para intensificar las interacciones sociales y generar un espacio de contacto para los profesionales del Derecho. Respecto a la IA destacó su uso para analizar evidencia, recrear entornos, revisar contratos y realizar predicciones de los casos.
Por su parte, Pablo Cabezas en su ponencia “Aplicaciones en Laboratorio de Innovación DDI CAPJ” presentó el desarrollo “Jack”, una plataforma de software creada para facilitar el trabajo de los funcionarios del Poder Judicial, capaz de transcribir las audiencias, diferenciando voces y buscar información sobre casos. Respecto de su potencial aclaró que no está pensada como “un reemplazo para los funcionarios, sino como un apoyo”.
Finalmente, Valeska Fuentealba, docente de la sede Viña del Mar, expuso “La utilidad del riesgo: el uso de la inteligencia artificial en el proceso penal”, en la que habló de los peligros de considerar a las IA como infalibles y libres de prejuicios, dado que los datos biométricos y los sistemas utilizados para analizarlos se ven alterados por aspectos tales como el sexo y el color de piel.
Las cámaras con identificación biométrica presentan “falsos positivos en test oscura de hasta un 34%”, explicó la docente, y sostuvo que con ello se podría vulnerar la presunción de inocencia de las personas.
Desafíos para los profesionales del futuro
Alineado con todos los desafíos y dilemas que se plantearon en el encuentro, Francisco Quiero, director de la carrera de Derecho en la Sede Viña del Mar, destacó el trabajo que ha realizado la Facultad en la incorporación en el diseño curricular innovado de contenidos sobre herramientas tecnológicas, así como a la creación de un nuevo ramo: “Derecho, innovación y tecnología”.
A pesar de que existen importantes esfuerzos desplegados –por ejemplo, por el Parlamento Europeo– para lograr cierta uniformidad en la normativa aplicable, hoy ningún país puede decir que tiene una legislación acorde con esos cambios. Esto, ya que todas estas innovaciones están en desarrollo, debido a que el Derecho siempre avanza más lento que los cambios que se producen en el entorno de las personas.
Por ello, la investigadora Nathalie Walker puntualizó lo clave que son estas instancias de discusión para la formación de los futuros profesionales: “Les permiten visualizar cómo será el ejercicio profesional al que se verán enfrentados, con entornos cambiantes y dinámicos”, donde “Chile no es la excepción”.