La Estrella Concepción | En 6 meses: 15% aumentan las denuncias de violencia a profesores
Romina Irribarra, directora del Programa de Pedagogía en Educación Media de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, abordó el complejo panorama existente en algunos establecimientos.
Los hechos de violencia registrados hace unos días en el Instituto Nacional en Santiago, donde docentes fueron rociados con bencina, golpeados y atacados con objetos contundentes, volvió a poner en la palestra la fragilidad en que muchos profesores dicen desempeñar actualmente sus funciones.
Y, de paso, reabrió la preocupación en el gremio docente, desde donde también se acusa una permanente «desprotección» ante hechos de violencia.
Si bien en la zona, según el Colegio de Profesores, no hay reportes de ataques a
docentes, sí asumen que existen situaciones tensas. Eso es lo complejo de una realidad que años anteriores puso a Talcahuano en la palestra por hechos puntuales de agresiones.
Diversos tipos de violencia
«La Superintendencia de Educación reporta 2.501 denuncias por violencia escolar el primer trimestre de 2025, +14,2% respecto a 2024, con maltrato a docentes creciendo un 121,2%. De enero a junio hubo 8.678 denuncias, 70% por problemas de convivencia, incluyendo agresiones físicas y psicológicas”.
Encuestas del Colegio de Profesores indican que el 90% ha sufrido alguna agresión, con insultos en el 86,8%, amenazas en el 25% y ataques físicos duplicados en cuatro años», expresa Romina Irribarra, directora del Programa de Pedagogía en Educación Media de la Universidad Andrés Bello, Concepción.
Añade que “en Biobío, las denuncias crecieron un 15,7% en seis meses, con récord de ciberacoso.
Género
Además, el 77% de víctimas de violencia de genero docente son mujeres. Con matrículas en pedagogía cayendo 35% (2018-2022), la pregunta es si habrá quién eduque a la próxima generación frente a este ‘docenticidio’ estructural».
En la zona, si bien en el último tiempo no se ha sabido de hechos de violencia extremos, miembros del gremio docente sí afirman que el riesgo y la exposición es permanente, tanto en las aulas como con los propios apoderados.
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