La biominería se posiciona como una solución escalable y de bajo costo para la obtención sostenible de cobalto en Chile
En congresos en Dinamarca y Australia los directores del proyecto Cobalto Verde, Pilar Parada, de la Universidad Andrés Bello, y Brian Townley, de la Universidad de Chile, abordaron el potencial económico y ambiental que ofrece la biolixiviación para recuperar desde relaves este metal esencial para la transición energética hacia fuentes renovables.
Los avances científicos y tecnológicos alcanzados por el proyecto de biominería Cobalto Verde fueron presentados por sus directores —Pilar Parada, líder del Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello (UNAB), y Brian Townley, académico del Departamento de Geología de la Universidad de Chile— en dos importantes congresos internacionales realizados en Dinamarca y Australia, donde plantearon que su enfoque para obtener un metal crítico para la electromovilidad y la transición energética global podría abrir una nueva ruta para la minería del futuro.
Cobalto Verde es una iniciativa pionera que combina biotecnología, minería circular y sustentabilidad, buscando transformar los relaves mineros en una fuente de valor estratégico para Chile y el mundo.
Este proyecto FONDEF Tecnologías Avanzadas lleva dos años de desarrollo liderado por el Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello (CSB UNAB) en coejecución con el Departamento de Geología y el Advanced Mining Technology Center (AMTC), ambos de la Universidad de Chile, junto a la empresa Pucobre como socia estratégica.
Innovación basada en microorganismos de ambientes extremos
En la 4a Conferencia Anual de la Global Bioeconomy Alliance (GBA), realizada en Copenhague, Dinamarca, Pilar Parada destacó que Chile tiene el potencial de producir hasta 15 mil toneladas de cobalto al año, lo que podría convertir al país en el tercer productor mundial de este metal, después de la República Democrática del Congo y de Indonesia. Al respecto explicó:
A diferencia de lo que se hace en esos países, la ventaja de la biolixiviación es que utiliza seis veces menos agua y tres veces menos energía que la flotación tradicional. Además, no genera emisiones tóxicas y opera en un circuito cerrado, lo que hace mucho más eficiente el uso de recursos. Todo esto podría posicionar al país como referente en la creación de tecnologías limpias para la transición energética global.
El equipo de Cobalto Verde ha logrado aislar y caracterizar microorganismos altamente eficientes para la recuperación de cobalto, hierro, níquel y cobre desde relaves mineros, incluso en condiciones extremas de pH y temperatura.
“Son microorganismos únicos por su capacidad de adaptación y eficiencia, lo que abre grandes perspectivas para escalar el proceso en las instalaciones de Pucobre”, detalló Parada.
Estas especies, provenientes de relaves de la Región de Atacama —la zona más árida del planeta— están actualmente en proceso de patentamiento internacional bajo el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT), que busca proteger la tecnología en cerca de 150 países.
Colaboración internacional y proyección científica
Durante la Conferencia SEG (Society of Economic Geologists) 2025 en Brisbane, Australia, Brian Townley, académico del Departamento de Geología de la Universidad de Chile y director alterno de Cobalto Verde, presentó los resultados del proyecto ante la comunidad internacional, confirmando que la biolixiviación ofrece una alternativa viable y sustentable frente a las tecnologías metalúrgicas tradicionales.
“El cobalto en Chile se encuentra en bajas concentraciones, principalmente como un elemento traza y un potencial subproducto de la minería del cobre. Dadas estas condiciones, no se justificaría las grandes inversiones de capital que requiere implementar tecnologías metalúrgicas tradicionales. La biolixiviación, en cambio, es una alternativa ideal, al reducir drásticamente los costos de inversión de capital y operativos, así como el impacto ambiental”, señaló Townley.
El investigador añadió que este enfoque tiene potencial de aplicación en otros países con yacimientos de baja ley o pasivos ambientales similares.
“Si demostramos que esta tecnología es escalable, tiene posibilidades de implementación en diversas regiones del mundo donde existen recursos de cobalto hoy subexplotados”, afirmó.
La participación en ambos congresos permitió abrir nuevas oportunidades de colaboración internacional. Entre estas destacó el Sustainable Minerals Institute (SMI) de la Universidad de Queensland, con el que existen perspectivas de avanzar en el desarrollo de procesos alternativos para la recuperación de metales desde residuos y depósitos que tradicionalmente no son explotables.
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A diferencia de lo que se hace en esos países, la ventaja de la biolixiviación es que utiliza seis veces menos agua y tres veces menos energía que la flotación tradicional. Además, no genera emisiones tóxicas y opera en un circuito cerrado, lo que hace mucho más eficiente el uso de recursos. Todo esto podría posicionar al país como referente en la creación de tecnologías limpias para la transición energética global.