24 Octubre 2024

IPP UNAB convocó a expertos para debatir sobre las claves de la movilidad social en Chile

Con los resultados del primer Estudio UNAB de Movilidad Social Multidimensional sobre la mesa, el Instituto UNAB de Políticas Públicas analizó -junto a un panel de expertos integrado por Óscar Landerretche, Alejandra Candia, Raúl Figueroa y Valentina Quiroga- cuánto hemos avanzado en calidad de vida y bienestar en Chile en una generación. Los datos dicen que estamos un 12% mejor que antes en promedio, pero hay algunas variables que alertan, como la caída en el interés público y la seguridad en el barrio.

En los últimos 30 años, las estadísticas muestran que nuestro ingreso per cápita ha ido aumentando, mientras que la línea de la pobreza ha disminuido progresivamente. En lo macroeconómico, quienes hoy habitan Chile tienen un mejor panorama que las generaciones anteriores. Sin embargo, ¿vivimos hoy mejor que nuestros padres?, ¿Cuánto determina nuestro origen a la hora de surgir?

Esas y otras preguntas fueron parte del primer Estudio UNAB de Movilidad Social Multidimensional, instrumento generado por un equipo multidisciplinario de investigadores convocados por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello. Una radiografía innovadora que muestra que los chilenos que hoy tienen entre 35 y 55 años han avanzado en un 12% respecto de la generación de sus figuras parentales principales. Este cambio fue impulsado por un mayor el acceso a la educación, mejores condiciones de habitabilidad, más posibilidades de consumo, acceso a la salud y en trabajo u ocupación, aunque las dimensiones de interés público, vivienda propia y seguridad en el barrio mostraron retrocesos.

El objetivo de este estudio –que se presentó en profundidad en el marco del tercer capítulo de Sesiones Board, proyecto multiplataforma desarrollado por UNAB y La Tercera- es ser “un aporte cuantitativo y para el diseño de políticas que permitan identificar quiénes necesitan apoyo urgente y priorizar el gasto público”, explicó Raúl Figueroa, director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas.

Figueroa, además, fue parte del panel de conversación que debatió -desde distintas miradas profesionales y políticas- cuáles son los principales desafíos que tenemos como país a partir de los resultados expuestos. En la instancia participaron Alejandra Candia, economista y ex subsecretaria de Evaluación Social del Ministerio de Desarrollo Social; Valentina Quiroga, gerenta de Desarrollo Humano de Fundación Chile y ex subsecretaria de Educación, y Óscar Landerretche, economista y académico de la Universidad de Chile. El panel, en tanto, fue moderado por el periodista Francisco Aravena.

El debate

¿Qué pasa cuando la tradición histórica de un país ha sido medir el bienestar a partir del ingreso per cápita y pobreza? Los promedios pueden ser engañosos, partió analizando Alejandra Candia. Por eso, dijo, este estudio de movilidad social es un muy buen aporte para mirar de forma integral el complejo puzzle de la realidad social nacional y mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan.

Por su parte, el economista Óscar Landerreteche relevó el instrumento del IPP UNAB, mencionando que, su juicio, “es destacable el esfuerzo de generación de datos que ha hecho la Universidad Andrés Bello. Es una nueva base de datos que intenta algo súper complicado y muy difícil de hacer que es medir movilidad social intergeneracional, esto es, cómo cambian las condiciones sociales y económicas de las personas entre distintas generaciones, que tiene muchas complejidades metodológicas hacerlo”, destacó Landerretche.

Sobre la utilidad y el impacto de estos estudios, el economista agregó que “las bases de datos se vuelven accesibles, hay investigadores preocupados de distintos temas específicos que usan esos datos para analizar, para hacer análisis estadísticos, para evaluar políticas, y eso va generando, va instalando diagnósticos e ideas, pero es un proceso largo. A los países que han logrado el desarrollo le toma tiempo ir madurando, ir evaluando, por lo tanto, lo que llamaría es a continuar con estos estudios, mejorarlos, colocar las bases de datos disponibles, hacer aplicaciones, papers e investigaciones que vayan densificando nuestra conversación pública”.

Valentina Quiroga, gerenta de Desarrollo Humano de la Fundación Chile, en tanto, valoró el esfuerzo del Instituto UNAB de Políticas Públicas. “Felicitar a la universidad por este estudio, me parece que es demasiado importante y una tremenda contribución porque vuelve a poner en el fondo, sobre la opinión y en el debate público, qué es lo que está pasando en la sociedad, ¿estamos siendo capaces de tener mayor y mejor bienestar en la población?”.

Adicionalmente, Quiroga enfocó su reflexión en el tercio de la población identificada por el estudio UNAB que declara haber tenido un descenso en sus condiciones de salud, trabajo, ocupación y vivienda propia. Al mismo tiempo, destacó la importancia que las personas le siguen dando a la educación como clave para ascender en su calidad de vida. Sin embargo -visibilizó- que la investigación muestra una brecha crítica: hay una población cada vez más educada que no mejora su situación. ¿Qué está pasando?, se preguntó la representante de Fundación Chile.

Igualdad de acceso vs. acceso de calidad

“Llevo demasiados años en la discusión sobre que lo importante no es la igualdad de resultados, sino la igualdad de oportunidades”, partió diciendo Óscar Landerretche.

Una forma indirecta de poder medir esa igualdad de oportunidades es a través de la movilidad social, agregó el economista, “porque uno esperaría que hubiera cierta aleatoriedad en la aparición de talentos en las distintas clases sociales. Pero no la hay”.

La evidencia empírica, aseguró Landarretche, muestra que lo importante son los resultados, algo que pone límites a la movilidad social meritócrata. “Una persona puede ser muy talentosa, pero el banco no lo sabe: debe demostrarlo”.

Raúl Figueroa concordó con la pregunta del académico de la U. de Chile acerca de si la oportunidad para crecer se ha traducido en una movilidad social concreta, junto con anunciar que la idea de este estudio es poder profundizar en la entrega y agregar la diferenciación entre movilidad absoluta y movilidad relativa.

Este alcance dio pie a un interesante debate: ¿cómo miramos la movilidad? En el caso de la educación, por ejemplo, ¿qué dimensión debiera ser la más relevante, el acceso o la calidad? Alejandra Candia cree que ambas deben ser igualmente importantes, aunque haya que hacer un no siempre agradable ranking.  

“Hay países que tienen mejor movilidad que otros, lo que significa que las cosas se pueden hacer mejor, y aquí las políticas públicas juegan un factor muy importante”, dijo Valentina Quiroga, quien se concentró en la variable de educación. “Hoy estamos aprendiendo que gastar más no necesariamente provoca el efecto que queremos. Hay que ponerle lupa a la efectividad del gasto”, agregó.

Los resultados del estudio y el conversatorio “Movilidad social multidimensional: políticas para impulsar en bienestar en Chile” disponibles haciendo click aquí