17 Noviembre 2023

Aumenta cantidad de personas con discapacidad en Chile y un 22% de ellas se encuentran en situación de pobreza multidimensional según Casen 2022

El Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello lanzó el informe “Panorama de la discapacidad en Chile”, en el cual ahondó en las carencias socioeconómicas y multidimensionales en que viven las personas con discapacidad en el país. El estudio evidenció que la cantidad de personas con discapacidad se incrementó en 2,2 puntos porcentuales entre 2017 y 2022, y que éstas viven condiciones de mayor vulnerabilidad económica y social en comparación con la población sin discapacidad.

Por Catalina Duco

Simultáneamente al inicio de la Teletón 2023, el Instituto UNAB de Políticas Públicas dio a conocer los resultados de un estudio que buscó caracterizar el contexto socioeconómico en el que se desenvuelven las personas con discapacidad en Chile, a partir de los resultados de la encuesta Casen 2022 dados a conocer por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia en el mes de julio pasado.

Según el documento, un 9,7% de la población – es decir, 1.812.550 personas – presenta algún grado de discapacidad en el país, cifra que registra un aumento significativo respecto a 2017 cuando la tasa llegaba a un 7,5%. Luego de aplicar un set corto de preguntas del Grupo Washington -métrica abreviada de uso internacional para identificar a personas con discapacidad que se aplica a mayores de 5 años y que abordan el nivel de dificultad para llevar a cabo actividades básicas relacionadas con la visión, audición, movilidad, cuidado personal, cognición y comunicación-, también se evidencia que el porcentaje de mujeres con discapacidad es mayor al de hombres, llegando a un 10,9% y un 8,4%, respectivamente.

Asimismo, el informe “Panorama de la discapacidad en Chile: Una revisión a la encuesta Casen 2022” concluye que existe un aumento progresivo del porcentaje de personas que tiene alguna discapacidad a medida que aumenta la edad de la población. Así, si un 4% de la población entre los 5 y 14 años presenta algún grado de discapacidad, ésta aumenta a un 27% en los mayores de 60.

Desde una mirada nacional, la región de Ñuble es donde se encuentra el mayor porcentaje de personas con algún grado de discapacidad -12,5%-, seguido por la del Biobío -12,1%- y Los Lagos -12%-. En tanto, al observar las diferencias según zona geográfica, se observa que el 11,3% de las personas con discapacidad habita en zonas rurales, mientras que el 9,5% lo hace en áreas urbanas.

Al analizar la cantidad de personas con discapacidad presentes por nivel socioeconómico, se encuentra una mayor prevalencia de discapacidad en los sectores más vulnerables de la población. Así, un 14% de las personas del quintil de más bajos ingresos, es decir, del primer quintil, tiene algún grado de discapacidad, mientras que en el segundo la cifra baja a un 12%, a un 9% en el tercero, a un 7% en el cuarto y a un 4% en el primero, que es el de mayores ingresos.

Discapacidad y pobreza multidimensional

En términos de pobreza multidimensional, el informe elaborado por el Instituto UNAB de Políticas Públicas reveló que el 22% de las personas con discapacidad se encuentra en esta condición, 6 puntos porcentuales más que en el caso de las sin discapacidad, población en la que llega a un 16%.

Asimismo, el estudio concluye que existe una situación de vulnerabilidad mayor para quienes presentan alguna discapacidad puesto que viven en hogares más carentes en la mayoría de los indicadores que en aquellos donde no se encuentra una persona con discapacidad. En este aspecto, seguridad social -29,9%- es la carencia más frecuente en los hogares donde viven las personas con discapacidad, seguido a la carencia en trato igualitario -21,5%- y en habitabilidad -19,6%-. En tanto, la adscripción al sistema de salud -4,3%-, servicios básicos -6,3%- y apoyo y participación social -6,6%-, son las carencias menos frecuentes en esos hogares.

La investigación también profundizó en la situación laboral de las personas con discapacidad, evidenciándose que ésta es más precaria que la de la población sin discapacidad. En este ámbito, la tasa de participación laboral de las personas con discapacidad alcanza el 31,8%, mientras que para las personas sin discapacidad se incrementa a un 65,9%.

Adicionalmente, se encontró una brecha entre la tasa de ocupación de las personas con y sin discapacidad. En el caso de las primeras, ésta es de un 28,7%, mientras que la tasa de ocupación en las personas sin discapacidad alcanza niveles considerablemente más altos -60,3%-.

Finalmente, al indagar en el nivel educativo, se detecta que es en la educación superior de personas entre 18 y 24 años donde se encuentra una diferencia significativa en comparación con las personas sin discapacidad. En el caso de la población sin discapacidad, la tasa de asistencia neta a la educación superior es de 41,7%, mientras que ésta desciende al 38,3% en las personas con discapacidad. En cambio, en la tasa de asistencia neta a la educación básica -entre 6 y 13 años- y media -entre 14 y 17 años- no se presentan grandes brechas entre ambos grupos.

En línea con lo anterior, al comparar el nivel de educación obtenido por personas de 18 años o más con y sin discapacidad, se desprende que un 62,8% de las personas con discapacidad tienen educación media incompleta o un nivel anterior -es decir, no cumplen con su educación tradicional completa-, mientras que en el caso de las personas sin discapacidad este porcentaje desciende a 27,1%. Asimismo, un 26,2% de las personas sin discapacidad cuenta con educación superior completa, mientras que solo un 9,6% en el caso de las con discapacidad.

Para Francisca Espinoza, economista e investigadora del Instituto UNAB de Políticas Públicas, los hallazgos del informe muestran que “la población con discapacidad en Chile aún vive en un contexto más vulnerable que la población sin discapacidad y, por tanto, ven limitado su pleno desarrollo e inserción en la sociedad. Pertenecen a los quintiles de ingresos más bajos, tienen menor escolaridad promedio, se desarrollan en hogares con más carencias y su inserción en el mercado laboral es considerablemente más baja que la de personas sin discapacidad, aun cuando las políticas públicas han intentado hacerse cargo de estas diferencias”.

Por su parte, Alejandra Ríos, directora del Observatorio para la Inclusión UNAB, reflexiona que “casi el 60% de la población con discapacidad en Chile pertenece a los dos quintiles de más bajos ingresos, por lo tanto, tienen un doble factor de vulnerabilidad, lo que impacta en la calidad de vida de estas personas y sus familias. Dado lo anterior, es imperioso que la política pública no solo se enfoque en la persona con discapacidad, sino que también en el entorno directo que la provee de cuidado para así facilitar su inclusión en la sociedad”.