Investigadores UNAB obtienen interesantes hallazgos sobre un compuesto contra hongo que afecta a los cultivos
El estudio reportó el efecto antifúngico de una molécula base de Schiff contra el hongo Botrytis cinerea, causante de la enfermedad de pudrición gris, que afecta a más de 1000 especies de vegetales y frutas y en Chile produce importantes pérdidas económicas.
Un grupo de investigación interdisciplinario de las facultades de Ciencias Exactas, Ciencias de la Vida y Medicina de la Universidad Andrés Bello, publicó los resultados de un estudio sobre un compuesto orgánico (piridina base de Schiff) que tiene un particular enlace de hidrógeno intramolecular, y que presenta un efecto antifúngico contra Botrytis cinerea.
Botrytis cinerea es un hongo fitopatógeno –que enferma a las plantas- bastante ubicuo, causante de una patología conocida como pudrición gris que afecta a más de 1000 especies de vegetales y frutas. En Chile, este hongo es un problema fitosanitario puesto que ataca frutas y hortalizas, y dadas las condiciones agrícolas de nuestro país, produce pérdidas económicas importantes, especialmente asociadas a la exportación de frutas.
Así, en este trabajo de investigación se estudió la piridina base de Schiff[ (E) -2 – {[(2-aminopiridin-2-il) imino]-metil}-4,6-di-terc-butilfenol], llamada L1, con respecto a su actividad antifúngica contra Botrytis cinerea. “Los enlaces de hidrógeno intramoleculares están presentes en los sistemas biológicos. Por ello, diseñar moléculas inspiradas en la naturaleza es nuestro desafío como grupo de investigación” señala el Dr. Alexander Carreño, del Centro de Nanociencias Aplicadas (CANS) de la Facultad de Ciencias Exactas.
El compuesto L1 presentó actividad antifúngica contra dos cepas de Botrytis cinérea a 26 °C. Las cepas estudiadas fueron B05.10, estándar de laboratorio, y A1, una cepa silvestre aislada desde cultivos de arándanos chilenos. Los resultados indicaron que se encontraron mejores respuestas antifúngicas que las observadas para compuestos antifúngicos comerciales como la fenhexamida. Esta actividad antifúngica también se observó a 4°C (temperatura de almacenamiento de las hortalizas y frutas comerciales), pero fue menos pronunciado que a 26°C.
“Estos resultados son prometedores y muestran la alta versatilidad de este tipo de compuestos en aplicaciones biológicas, dando nuevas luces para mejorar los diseños moleculares en busca de nuevos antifúngicos para nuestro país”, agrega el Dr. Rubén Polanco, del Centro de Biotecnología Vegetal (CBV) de la UNAB.
“En este artículo”, precisa el Dr. Alexander Carreño, “también incorporamos un estudio de las propiedades estructurales, electrónicas y ópticas de L1, incluyendo su grado de pureza por difracción de polvo. Interesantemente, determinamos que L1 no tiene actividad sobre bacterias (Salmonella enterica) ni levaduras (Candida albicans), pero sí sobre Botrytis cinerea”.
Tal como señala la publicación, este trabajo “es un aporte al estudio de la relación estructura y biocompatibilidad en el diseño de nuevos antifúngicos desde la mirada de la química y la biología”, añade el Dr. Juan Fuentes, microbiólogo de la Facultad de Ciencias de la Vida.
Por su parte, la Dra. Carolina Otero, de la Facultad de Medicina, complementa que además “estos compuestos no serían tóxicos en células epiteliales”, es decir, aquellas que recubren y protegen las superficies del cuerpo como la piel, vasos sanguíneos, órganos, entre otras.
El paper «Structural Characterization, DFT Calculation, NCI, Scan-Rate Analysis and Antifungal Activity against Botrytis cinerea of (E)-2-{[(2-Aminopyridin-2-yl)imino]-methyl}-4,6-di-tert-butylphenol (Pyridine Schiff Base)» fue publicado en Molecules, revista con factor de impacto Q1 de acuerdo al ranking SciMago.
Participaron desde la UNAB el Dr. Alexander Carreño (investigador del centro CANS), el Dr. Dayán Páez (Director (I) del Centro CANS), y el Dr. Plinio Cantero (Postdoctorado del Dr. Páez), de la Facultad de Ciencias Exactas; el Dr. Rubén Polanco y Felipe Sáez-Cortés (Ingeniero en Biotecnología UNAB), ambos del Centro de Biotecnología Vegetal (CBV); el Dr. Juan Fuentes y Jan Nevermann (estudiante del Doctorado en Biotecnología UNAB), del Laboratorio de Genética y Patogénesis Bacteriana, todos ellos de la Facultad de Ciencias de la Vida; la Dra. Carolina Otero, de la Facultad de Medicina, y la Dra. Poldie Oyarzún del Laboratorio de Análisis de Sólido (LAS) de la Facultad de Ciencias Exactas. Además, participaron la M.Sc. Angélica Ramírez y el Dr. César Zúñiga (U. de las Américas), quienes son parte del proyecto Fondecyt de Inicio 11170637, dirigido por el Dr. Alexander Carreño. También es coautor el Dr. Manuel Gacitúa, electroquímico e investigador de la Universidad de Santiago.
Cabe destacar que este trabajo es otro ejemplo de un estudio interdisciplinario de especialistas de diversas áreas científicas, que aportan al conocimiento básico y aplicado desde sus respectivas líneas de investigación en temas de interés del país, como lo es la agricultura.