Investigadora de la Facultad de Ingeniería UNAB se adjudica importante proyecto de investigación en islas de calor financiado por NOAA
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) le otorgó fondos a Raquel Jiménez, investigadora UNAB, para llevar a cabo un proyecto que busca mapear zonas de calor extremo. La iniciativa se ha realizado con éxito en Estados Unidos, Brasil y Sierra Leona. Santiago es la tercera ciudad fuera del país norteamericano en implementar la iniciativa.
Ante el alza de la temperatura producto del cambio climático y su efecto adverso en la salud de las personas, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) lleva seis años identificando las islas de calor urbano en dicho país. Esta iniciativa ha sido desarrollada en más de 60 comunidades norteamericanas, y tan solo dos ciudades fuera de Estados Unidos: Sao Paulo, en Brasil y Freetown, en Sierra Leona.
Hoy, Santiago se suma como la tercera ciudad fuera de Estados Unidos en desarrollar esta investigación. El proyecto llega por primera vez a Chile gracias a la investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, Raquel Jiménez, quien recientemente se adjudicó fondos otorgados por el NOAA para llevarlo a cabo.
Denominado Santiago HOT, el proyecto tiene como objetivo identificar islas de calor en el Gran Santiago durante el verano del 2024, con el fin de entender mejor la distribución espacial de la exposición al calor y su impacto sobre la salud de las personas.
Esto, porque a medida que aumentan las temperaturas producto del cambio climático, el calor se concentra mucho más en algunos puntos de la ciudad que en otros. Estos lugares se denominan islas de calor y se caracterizan por su escasa vegetación y una abundante presencia de cemento y asfalto. El resultado es que la temperatura aumenta en varios grados, afectando la calidad de vida de quienes viven allí, pudiendo incluso tener consecuencias fatales.
Junto con manifestar su satisfacción por esta adjudicación, la investigadora UNAB Raquel Jiménez destaca la importancia del proyecto, que busca generar un mapa de calor a partir de la toma de datos. “Lo que no se mide, no se gestiona. Esta información es fundamental para caracterizar la distribución del riesgo y entender cómo afecta a distintos grupos de la población, con el fin de proteger a grupos vulnerables y diseñar intervenciones de mitigación con consideraciones de justicia climática”, señala la experta.
Ciencia ciudadana
Uno de los aspectos que más destaca la investigadora sobre el proyecto Santiago HOT es que se trata de un trabajo colectivo que incluye a diversas organizaciones, tanto nacionales como internacionales, la academia y la participación de ciudadanos voluntarios para la toma de datos.
La iniciativa para mapear las islas de calor urbano en Santiago durante el verano del 2024 se está desarrollando en conjunto con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), a través del National Integrated Heat Health Information System (NIHHIS), el Departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Boston y diversas ONGs chilenas, entre ellas Muévete y el laboratorio de cambio social Cambiarnos.
Desde la Universidad Andrés Bello, el proyecto que dirige Raquel Jiménez está siendo apoyado por el centro CIUDHAD, el Centro de Transporte y Logística, y la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado.
Detectando islas de calor
“El corazón de este proyecto de ciencia ciudadana consiste en realizar mediciones en terreno a través de la ciudad durante una ola de calor para caracterizar la intensidad y variabilidad espacial del calor extremo”, explica la investigadora UNAB.
El método que se utilizará para llevar a cabo la investigación incorpora sensores térmicos montados en vehículos. Las y los voluntarios recorrerán rutas predefinidas —en un día de máximo calor escogido cuidadosamente—, donde irán midiendo la temperatura a través de distintos sectores de la ciudad. La data recolectada será posteriormente integrada con datos satelitales y otras fuentes de información sobre el entorno construido para generar mapas de calor urbano a alta resolución espacial. Estos mapas servirán de insumo para la toma de decisiones en el diseño de intervenciones que ayuden a mitigar esta problemática. Raquel Jiménez agrega que:
Los mapas de calor quedarán accesibles para toda la población, generando así un recurso de información valioso para científicos, reguladores, y ciudadanos preocupados por los impactos del calor en la salud de las personas.
Oportunidad de aprendizaje
El NOAA ha estado financiando la iniciativa CAPA Heat Watch desde 2017. Se trata de un observatorio de calor extremo desarrollado por CAPA, agencia que ofrece instrumentos de análisis y planificación para la adaptación al cambio climático. Hasta ahora, la iniciativa se ha implementado con éxito en diversas ciudades de Estados Unidos, en Sao Paulo, Brasil y en Freetown, Sierra Leona.
CAPA Strategies ha desarrollado un proceso que ayuda a las ciudades a planificar y ejecutar una campaña en terreno de ciencia ciudadana, es decir, construida sobre la base de organizaciones locales y con la ayuda de residentes voluntarios quienes llevan a cabo la investigación científica de manera conjunta.
Uno de los beneficios de estas campañas en terreno, más allá de la información que se recolecta, es que son una excelente oportunidad para generar consciencia acerca de los impactos del calor extremo y los factores que inciden en la distribución desigual del calor en una misma comunidad. Asimismo, constituyen una muy buena ocasión para incentivar el aprendizaje científico en el público más joven.