Investigadora UNAB lidera proyecto de ciencia ciudadana para medir el calor extremo en Santiago
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) le otorgó fondos a Raquel Jiménez, investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, para medir el calor extremo en nuestra capital. Se espera que los resultados estén disponibles entre abril y mayo próximo.
En lo que ha sido catalogado como uno de los veranos más calurosos que ha enfrentado el país, una investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, junto a un grupo de voluntarios, recorrieron las calles del Gran Santiago para medir el calor extremo, y así contar con datos que permitan tomar medidas para mitigar los nocivos efectos de las islas de calor.
Raquel Jiménez, académica investigadora del Departamento de Ciencias de la Ingeniería de UNAB, obtuvo fondos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) para llevar a cabo este proyecto de ciencia ciudadana en Chile. Dicho organismo lleva seis años identificando las islas de calor urbano en el país norteamericano, y más recientemente en Sao Paulo, Brasil y en Freetown, Sierra Leona. Santiago es la tercera ciudad internacional en sumarse a esta iniciativa.
Denominado SantiagoHOT, el objetivo es identificar islas de calor en el Gran Santiago a partir de la toma de datos, actividad que se realizó con éxito el sábado 20 de enero, con el fin de entender mejor la distribución espacial de la exposición al calor y su impacto sobre la salud de las personas.
“Lo que no se mide, no se gestiona”, declaró Raquel Jiménez. “Esta información es fundamental para caracterizar la distribución del riesgo y entender cómo afecta a distintos grupos de la población, con el fin de proteger a grupos vulnerables y diseñar intervenciones de mitigación con consideraciones de justicia climática”.
Ciencia Ciudadana
Uno de los aspectos que más destacó la investigadora sobre el proyecto SantiagoHOT es que se trató de un trabajo colectivo que incluyó a diversas organizaciones, tanto nacionales como internacionales, la academia y la participación de ciudadanos:
Estamos realmente emocionados y felices con la respuesta que tuvimos en la convocatoria de voluntarios. Esto, en el fondo, demuestra que existe un interés transversal en la ciudadanía por el tema del calor extremo, el cambio climático y cómo esto va a afectar a nuestra ciudad.
La académica también destacó la diversidad de personas que participaron, de comunas como Maipú, Cerrillos, Pudahuel y Las Condes, entre otras, y pertenecientes a distintas esferas de la sociedad, “desde mujeres que se dedican a cuidados en la casa, hasta exmilitares, bomberos, radioaficionados, estudiantes e investigadores, por nombrar algunos”. Todos ellos, dijo, realizaron un trabajo extraordinario.
Toma de datos
“El corazón de este proyecto de ciencia ciudadana es la campaña de medición en terreno”, explicó la académica UNAB.
El proceso fue realizado por un grupo de 36 científicos y voluntarios, quienes recorrieron la ciudad en parejas, utilizando autos que fueron equipados con instrumentos que recolectaron los datos necesarios para caracterizar la intensidad y variabilidad espacial del calor extremo. El sábado 20 de enero, los autos se movilizaron a lo largo de 18 rutas preestablecidas, en tres tandas de una hora: a las 7 de la mañana, a las 3 de la tarde y luego a las 7 de la tarde.
La información recolectada está siendo analizada e integrada por CAPA Strategies, la consultora que apoya al programa de Mapeo de Calor del NOAA. Los resultados y los mapas de calor se conocerán entre abril y mayo. Estos quedarán accesibles para toda la población, “generando así un recurso de información valioso para científicos, reguladores, y ciudadanos preocupados por los impactos del calor en la salud de las personas”, agrega Raquel Jiménez.
Calor extremo, un problema global
Esta iniciativa se está desarrollando en conjunto con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), a través del National Integrated Heat Health Information System (NIHHIS), y el Departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Boston.
“Ha sido una gran experiencia hasta ahora y estamos realmente entusiasmados de ver lo que los datos nos muestren”, dijo Morgan Zabow, coordinadora del programa de Clima y Salud del NOAA, quien viajó a Chile para ser parte del proceso. “Estamos felices de seguir trabajando con investigadores, autoridades locales y tomadores de decisión para que puedan ayudar a las comunidades que se encuentran en los lugares de mayor calor”, agregó.
Sobre por qué eligieron realizar este proyecto en la ciudad de Santiago y con la Universidad Andrés Bello, la coordinadora del NOAA señaló que la postulación de la investigadora Raquel Jiménez, de UNAB, fue la más sólida, “y estamos muy felices de haber realizado el trabajo aquí”, concluyó.
Desde la Universidad Andrés Bello, SantiagoHOT contó con el apoyo del centro CIUDHAD, el Centro de Transporte y Logística y la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado, a lo que se suma el apoyo de diversas ONGs chilenas, entre ellas Muévete y el laboratorio de cambio social, Cambiarnos.