Investigador UNAB sobre uso del tiempo y desigualdad: “Hay una configuración social que excluye a ciertos grupos y afecta su bienestar”
En el marco de la VII Conferencia de Cultura Científica de la Universidad Andrés Bello, el sociólogo e investigador Mauro Basaure presentó un programa de investigación que aborda las desigualdades sociales según cómo los distintos grupos, de acuerdo a sus realidades, pueden dividir y disponer del tiempo.
Gran parte del sentido de bienestar, autonomía y autorrealización personal depende del tiempo que podemos destinar a las diversas actividades que componen el diario vivir. Para el sociólogo Mauro Basaure, investigador del COES y director del Doctorado en Teoría Crítica y Sociedad Actual de la Universidad Andrés Bello, las condiciones estructurales de una sociedad como la nuestra hacen que existan actividades que se extienden en demasía, que ocupan más tiempo y gobiernan la cotidianeidad.
Estas actividades dominan o, como dice Basaure, “colonizan el espacio de tiempo que uno podría tener para hacer otras actividades y, además, el hecho de que éstas se puedan realizar de manera satisfactoria”. El ejemplo más claro es el trabajo, remunerado y no remunerado (trabajo doméstico y de cuidado).
“Un régimen liberal como el nuestro tiene mayores jornadas de trabajo, más extensas que los regímenes de orden más socialdemócrata”, señala el sociólogo, graficado en que Chile se encuentra entre los países de la OCDE con más horas laborales. “Cuestión que se estaba corrigiendo justo antes de la pandemia, con el proyecto de las 40 horas”, acota.
De esta forma, Basaure establece las bases del programa de investigación que desarrolla junto a un equipo de investigadores, y cuyas claves expuso en la charla “La tiranía del tiempo, nuevas dimensiones de la desigualdad”. Se trata de la quinta charla del ciclo virtual de la VII Conferencia de Cultura Científica, que cada año organiza nuestra casa de estudios a través del Centro para la Comunicación de la Ciencia.
Ahora bien, el académico también señala desde un comienzo que las condiciones estructurales de la sociedad pueden cambiar, y en esa medida, se podría modificar la duración de esas actividades dominantes y con eso transformar el cómo se configura nuestra vida social. “Hay condiciones de transformación política. Esto no es un hecho fatal al que tenemos que acostumbrarnos, sino que es modificable con políticas”, afirma.
Actividades tiranizantes y actividades tiranizadas
Según explica el doctor Basaure, la consecuencia de que exista este tipo de actividades que gobiernan y colonizan de manera excesiva nuestra vida cotidiana, es que empobrecen sistemáticamente las posibilidades de “relacionarnos con nosotros mismos, con el entorno social, con el entorno natural, y de desarrollar potencialidades subjetivas que bajo determinados gobiernos de actividades no podemos, o podemos malamente”.
Lo que está en cuestión acá, dice, es una división adecuada de los tiempos que permita a las personas tener autonomía y “libertad” para realizar una mayor diversidad de actividades, en un ideal de bienestar y autorrealización. “Se aspira a que la persona tenga tiempo para todo y que además este tiempo tenga cierta calidad, incluyendo el sueño y el descanso. Hay estudios que muestran que ahí hay un fuerte componente de desigualdad: los pobres duermen menos y descansan mal”, señala.
Para Basaure, esto no es un problema individual que se arregla “levantándome más temprano, administrando mejor mis tiempos, acostándome más tarde. La sociología crítica dice que esto es un hecho social. No depende de cada individuo. No es que no tenga una dimensión individual, pero tiene un carácter de problema social en primer lugar”.
Las causas de esta problemática, de acuerdo al sociólogo, radicarían en el hecho de vivir en una sociedad del trabajo, acelerada e individualista. Una sociedad trabajólica y de consumo, alienada por el dominio de determinados tiempos, básicamente los de trabajo, perjudicando el marco de “vida buena” que tiene espacios para lo lúdico, lo estético, la participación política y la vinculación con uno mismo y el entorno.
Injusticias temporales
Frente a aquello se deriva un segundo enfoque, el de las injusticias sociales. “Ahí la pregunta es otra, aunque está relacionada: cómo determinadas configuraciones del tiempo afectan de manera diferencial a grupos definidos según clase social, genero, edad”, dice Basaure. Y no solo el tiempo, sino también el espacio, ya que los territorios –por ejemplo, el tener que desplazarse largas distancias durante el día- también son clave.
Así, esta agenda de investigación dirigida por Basaure busca graficar a cabalidad esta inadecuación del tiempo que afecta a actividades esenciales de modo sistemático, ya que “hay una configuración social que excluye a ciertos grupos y afecta su bienestar”. De esta mirada se desprenden distintas dimensiones de estudio, como la (alta) relación entre pobreza del tiempo y pobreza socioeconómica y la pregunta de quiénes concentran la mayor falta y peor cualidad de tiempo.
Asimismo, la exclusión social asociada a la falta de tiempo de calidad: personas que quedan relegadas de, por ejemplo, poder estudiar y desarrollar capacidades de bienestar futuro, o de participar políticamente. Por otro lado, la desigualdad temporal: cómo se comparan unos grupos con otros, por ejemplo, hombres y mujeres, clases altas y clases bajas. “Los datos son abismante, y esas desigualdades no están siendo estudiadas”, dice Basaure.
Finalmente, la dimensión de la explotación temporal busca determinar que estas desigualdades “se producen porque sistemáticamente, en un sentido más profundo, hay una transferencia permanente de tiempos”, por ejemplo, desde las mujeres hacia los hombres -lo que ha sido analizado y denunciado por el feminismo-o bien de los pobres hacia los ricos.
Se busca así demostrar que “unos son tiranizados porque otros no lo son. Hay una relación entre la situación de unos respecto de la situación de otros. Uno puede ver que hay personas que tienen la capacidad de comprar tiempo; por ejemplo, contratando trabajo doméstico y de cuidado, pagando transporte escolar, comprado comida en vez de cocinar, etc. Comprar tiempo es una forma de externalizar actividades que de otra manera caerían sobre uno, permitiendo manejar de mejor manera la división social del tiempo”.
Cuando uno compra tiempo, dice Basaure, se gana cierta autonomía y capacidad de manejar las actividades de orden necesaria, como el trabajo remunerado -y con eso mejorar la propia situación económica-, y las actividades discrecionales como disfrutar del tiempo libres y la recreación.
Hacia el estudio y superación de la desigualdad temporal
Para Mauro Basaure, en Chile existe una mala tradición de estudios sobre el tiempo y de sociología del tiempo. Si bien el feminismo ha hecho un aporte importante en este sentido, hacen falta más y mejores estudios que vayan más allá de lo cuantitativo logrando acceder a la subjetividad y el sentido, la pobreza que puede estar escondida detrás de los números.
“El tiempo es y al mismo tiempo debe ser, y eso no se puede atrapar con estudios cuantitativos. Se debe hace métodos cualitativos que tengan esa dimensión de evaluación (…). No estamos haciendo solamente la dimensión cuantificadora (lo que ya se ha hecho), sino que se busca acceder al sentido, al sujeto, al individuo”, dice el sociólogo.
De esta forma, este programa de investigación apunta a incorporar la percepción en los estudios y encuestas. Recoger los datos necesarios considerando esta dimensión del tiempo para, finalmente, construir políticas públicas que permitan llegar a una superación de estas desigualdades e injusticias de nuestra sociedad.