Daniel Jerez, Investigador Facultad de Ciencias de la Rehabilitación: “El principal fármaco que tenemos se llama ejercicio físico”
Y usted, ¿tiene músculos de calidad? Parece una pregunta inusual, pero medir la calidad muscular ha sido el motor de la investigación del doctor Daniel Jerez, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la UNAB. Más allá de un tema estético, la actividad física mantiene a raya 35 enfermedades crónicas y si nos enfocamos en el desarrollo de fuerza, además aumenta nuestras expectativas de vida.
Escrito por: Eliette Angel V.
Daniel Jerez forma parte del 27,3% de hombres chilenos que aumentaron su actividad física durante la pandemia por el Covid-19: hace pesas en su departamento, que queda cerca de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la UNAB (en Santiago), donde es docente y su coordinador de investigación. Justamente, el último estudio que publicó en una prestigiosa revista es una investigación que analiza los niveles de actividad física, sedentarismo, y parámetros alimentarios de la población chilena durante la pandemia.
Los resultados del estudio – que se basó en una encuesta a 700 personas entre 18 y 62 años- no fueron muy alentadores: más de la mitad de las mujeres (58,7%) y de los hombres (51%) disminuyeron sus niveles de actividad física. Pocas mujeres pudieron incrementarlo: un 20% (versus el mencionado 27,3% de los hombres). Donde estamos virtualmente iguales es en aquellos que mantuvieron la actividad física: 21%
“La gente pasa más de seis horas sentadas durante la cuarentena, lo que se ha asociado a ganar mayor peso corporal porque el metabolismo no se activa de forma eficiente y no se genera un déficit calórico (es decir, se gastan menos calorías de los que se consumen)”, explica Jerez, doctor en Biomedicina.
Y añade: “Genéticamente, estamos hechos para movernos. Todos los días cuando nos levantamos de la cama necesitamos fuerza muscular. ¡Es tan importante moverse! Está demostrado que la inactividad física aumenta el riesgo de sufrir 35 enfermedades crónicas. No existe ningún fármaco que trate tantas enfermedades. El principal fármaco que tenemos se llama ejercicio físico”.
Lo que sucede es cuando el músculo trabaja y se contrae, actúa como un órgano endocrino, es decir, secreta unas pequeñas proteínas -llamadas miocinas- que viajan por el torrente sanguíneo para ayudar a regular otros tejidos y órganos. Las miocinas son un descubrimiento bastante reciente: las primeras fueron identificadas en 2008, aunque el término tiene unos pocos años más.
De mal en peor
Por eso la actividad física previene una serie de enfermedades: algunas endocrinas (como resistencia a la insulina, diabetes y síndrome metabólico, tan comunes hoy en día), otras vinculadas con los huesos (como osteoporosis, osteoartritis y fracturas) y cánceres, como colo-rectal y de endometrio. Además, previene de los más diversos desórdenes, que van desde el estreñimiento hasta la disfunción cognitiva y, obviamente, la obesidad. La actividad física también contribuye en la salud mental, por ejemplo, disminuyendo la ansiedad y el estrés.
El mayor problema con los resultados del estudio del doctor Jerez es que ya teníamos pésimos antecedentes. Según la Encuesta Nacional de Salud de 2017, el 86,7% de los chilenos son sedentarios, es decir, realizan menos de 150 minutos de actividad física a la semana. Las malas noticias continúan: tres de cada cuatro chilenos sufre de obesidad. Con este 74%, Chile lideró el año pasado el ranking en obesidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), superando a México (72,5%) y a Estados Unidos (71%), los tradicionales líderes.
De hecho, el siguiente paso del resultado de este estudio es compararlo con otros similares que se están realizando en otros países, como México y España. Esto, gracias a que Jerez colabora con colegas de la red de investigación Pleokinetic, que incluye a 10 países mayoritariamente de habla hispana. “Cuando queremos publicar en revistas científicas de más alto impacto, tenemos que hacerlo en inglés, pero en español dejamos de transmitir ese mensaje. Creemos que es súper relevante comunicar el conocimiento en nuestro idioma también”, opina el investigador.
La vida del doctor Jerez siempre ha estado ligada al deporte. A los cinco años ingresó a la Escuela de fútbol Estrella Blanca, en su natal Puerto Montt, club que no dejó hasta que tuvo irse a unos kilómetros más al norte, a Temuco, a estudiar pedagogía en educación física en la Universidad de La Frontera. Ahí le surgió el interés por la investigación y publicó su primer paper con su ‘partner’ de investigación”, el doctor Pedro Delgado.
Luego, regresaría a su añorado Puerto Montt a estudiar kinesiología. De ahí tomó sus maletas y se fue a la Universidad de Granada (España) a cursar su doctorado. En el viejo continente empezaría con su línea de investigación: el estudio de la fuerza y la calidad muscular, especialmente en los adultos mayores. Esto, con un claro objetivo: determinar cómo influye el rendimiento físico de los adultos mayores en sus capacidades funcionales, como la velocidad de marcha o levantarse de una silla.
A propósito, ¿quién no ha ayudado a su abuelito o abuelita a pararse de una silla? Esto exactamente tiene que ver con la fuerza muscular. Para ser más específicos, con una expresión de ésta: la potencia, es decir, la velocidad que tenemos para levantar nuestro propio peso (en realidad, cualquier peso). Mientras más lento se pare el adulto mayor, menor es su potencia y, por ende, su fuerza muscular es poco útil.
El gran poder tras sentarse y levantarse de la silla
Justamente, el tiempo que toma una persona en pararse y sentarse de la silla por cinco veces es uno de los pilares del llamado índice de calidad muscular, concepto fundamental para el doctor Jerez y que se define como la capacidad funcional del tejido muscular (a mayor calidad, mayor capacidad). La ‘gracia’ de este índice es que es fácil y económico de calcular porque los otros datos que se necesitan son el peso de la persona y cuánto mide su pierna. Este índice se expresa en Watts. Es bajo cuando está entre los 50 y 100 Watts; en cambio el quintil más alto bordea los 200 Watts.
Gracias a este índice y empleando modelos matemáticos, el doctor Jerez puede predecir la perspectiva de vida de una persona, además de su capacidad funcional. “De hecho, un estudio de Estados Unidos dice que los del quintil más bajo del índice de calidad muscular, tienen un 57% de probabilidad de morirse antes. Y sí, sólo por pararte y sentarte en la silla”, detalla Jerez.
Lo que sucede es que los adultos mayores sufren un proceso de disminución de masa muscular (llamado sarcopenia), que tiene diferentes tipos de consecuencias, como el incremento del riesgo de caídas por la pérdida de la estabilidad. “Si un adulto mayor se cae, la probabilidad de fractura es muy alta, incrementando su probabilidad de estar postrado y, entonces, también la de morir antes. Es un círculo vicioso. Teniendo un nivel de masa muscular eficiente, puedo romper este círculo evitando una simple caída, que me puede llevar a morir antes”, explica.
Una de las líneas de investigación del doctor Jerez estudió a adultos mayores con osteoartritis de cadera (una enfermedad degenerativa) para compararlos con población joven y con personas que no estaban diagnosticada radiológicamente con la enfermedad. Determinaron algo que, por cierto, esperaban: la gente con osteoartritis de cadera tiene menos fuerza muscular en todo el grupo muscular de cadera y un menor índice de calidad muscular.
Entonces el doctor Jerez y su equipo pudieron moverse al objetivo siguiente: determinar si este índice de calidad muscular era un predictor de la osteoartritis. Y sí lo era. “Nos encontramos con que los sujetos que tenían altos niveles de fuerza y potencia muscular tenían menos probabilidades de desarrollar osteoartritis de cadera”, comenta Jerez, autor de más de 35 publicaciones en sus cuatro años en la UNAB.
Desarrollando fuerza muscular
Ahora el investigador espera que las condiciones sanitarias por la pandemia le permitan retomar su trabajo en el laboratorio de la UNAB de “Dinamometría Electromecánica Funcional”, que cuenta con un dispositivo para medir la fuerza muscular en entornos naturales controlados, es decir, sentándose y parándose, subiendo y bajando, rotando o corriendo. Su objetivo es automatizar este parar y sentarse de la silla del índice de calidad muscular. Esto, “para generar una nueva fórmula y así indicar qué variables de la fuerza muscular influyen más en tener un mayor o menor índice de calidad muscular. Especialmente queremos estudiarlo en la población adulto joven, que se está demostrando que presenta bajos niveles de fuerza muscular, los cuales se mantendrían cuando llegan a ser adultos mayores”, detalla.
Por cierto, la fuerza muscular no es sólo relevante durante la tercera edad, sino que durante toda la vida. ¿A quién no le han dolido las manos o la espalda o el cuello por pasar muchas horas frente al computador? Jerez es enfático en decir que “lo que tiene más evidencia de reducir el dolor musculo-esquelético en el ambiente laboral es la fuerza muscular”.
Una manera de medir la fuerza muscular es mediante la fuerza prensil, es decir, cuánto una persona puede apretar la manilla de un aparato llamado dinamómetro. Si un hombre tiene menos de 26 Kg de fuerza prensil y la mujer, menos de 16 Kg, son considerados débiles muscularmente, condición que se asociaría a un mayor gasto sanitario porque, por ejemplo, estas personas deberían estar más días hospitalizados. Incluso le han calculado el valor: una persona débil muscularmente tiene un costo extra de $4 millones de pesos al año (en realidad fue calculado en libras esterlinas, así que serían 4 mil).
Entonces la pregunta principal es, ¿cómo se desarrolla la fuerza muscular? Con ejercicio físico, especialmente levantando peso o trabajando con el propio peso (como flexiones o barras). “Al menos tres veces a la semana”, enfatiza el doctor Jerez. No sin antes reiterar lo que parece un mantra con un propósito poderoso: “Si concientizamos a la población del poder que tiene un músculo eficiente, todos los efectos positivos que tiene, se derribarían muchos tabús sobre la gente que levanta peso, del cabeza de músculo”.