Investigación del CBV UNAB revela cómo la Pata de Guanaco sobrevive al desierto más árido del mundo
Un estudio liderado por el Dr. Ariel Orellana, director del Centro de Biotecnología Vegetal de la Universidad Andrés Bello, identificó los mecanismos fisiológicos que permiten a la planta Pata de Guanaco adaptarse a la extrema sequía del desierto de Atacama. Los hallazgos podrían inspirar el desarrollo de cultivos más resistentes al cambio climático.
En el corazón del desierto de Atacama, uno de los lugares más secos de nuestro planeta, la Pata de Guanaco (Cistanthe longiscapa) pinta de fucsia el árido paisaje anunciando la llegada de la primavera. Su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas ha despertado el interés científico de investigadores de la Universidad Andrés Bello (UNAB), quienes buscan entender los mecanismos que le permiten prosperar donde casi ninguna otra planta puede hacerlo.
El equipo liderado por el Dr. Ariel Orellana, director del Centro de Biotecnología Vegetal (CBV UNAB), ha descubierto que esta especie presenta una notable plasticidad fisiológica que le permite modificar su metabolismo según la disponibilidad de agua.
“Las plantas son la base de la cadena alimenticia porque capturan carbono desde el CO₂ de la atmósfera a través de unas estructuras microscópicas que se ubican en las hojas de las plantas, llamadas estomas. En condiciones normales, estos se abren durante el día para permitir la entrada del CO₂, y también la salida de vapor de agua, y luego se cierran en la noche”, explica Orellana.
Cuando la sequía se intensifica, la Pata de Guanaco realiza una verdadera innovación evolutiva: cierra sus estomas durante el día y los abre de noche, reduciendo al mínimo la pérdida de agua sin detener la fotosíntesis. “De esa manera puede crecer – abundante y exitosa- incluso en condiciones muy adversas”, agrega el investigador.
Pata de guanaco: resiliencia del desierto para la agricultura del futuro
Los estudios del CBV UNAB han demostrado que esta planta ajusta su comportamiento dependiendo del nivel de aridez, e incluso puede revertir su metabolismo cuando vuelve a disponer de agua. “Si la llevamos al laboratorio y la regamos normalmente, se comporta como la mayoría de las plantas de fotosíntesis C3. Por lo tanto, tenemos una planta con una flexibilidad extraordinaria”, explica Orellana.
Esta capacidad de adaptación no solo revela el secreto de la Pata de Guanaco, sino que también podría inspirar el desarrollo de cultivos agrícolas más resistentes a la escasez hídrica. “La información que estamos obteniendo puede ser utilizada para generar -en el futuro- especies agronómicas que crezcan con menor cantidad de agua, utilizando herramientas como la edición genética o el mejoramiento tradicional”, subraya el científico.
Para ello, los científicos tendrán que realizar pruebas en laboratorio, en invernaderos y luego en el campo: por lo que podrían pasar entre cinco a diez años antes de lograr soluciones aplicables a la agricultura. A lo anterior el profesor Orellana agrega:
Actualmente, ya logramos secuenciar el genoma completo de la pata de guanaco y estamos avanzando en comprender cómo funcionan los genes involucrados en su resistencia. Este es un paso muy importante hacia el desarrollo de cultivos más preparados para el clima del futuro.
Con investigaciones como esta, la Universidad Andrés Bello reafirma su compromiso con la ciencia para la sostenibilidad, contribuyendo desde la biotecnología vegetal a enfrentar uno de los desafíos más urgentes de hoy: garantizar la producción alimentaria en un planeta cada vez más seco.
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