INCLUSIÓN | Odontóloga UNAB relata cómo surgió la idea de crear una clínica inclusiva
“Elegí la Universidad Andrés Bello por su prestigio, sobre todo, por las buenas referencias de la Escuela de Odontología”, comienza el diálogo Claudia Dahdal, quien se tituló en la Facultad de Odontología UNAB.
La Alumni recordó su paso por la U. Andrés Bello, mencionó las herramientas que le entregó esta casa de estudios y contó cómo surgió la idea de formar una clínica inclusiva, que es la única en la Región de Valparaíso que trabaja con canoterapia, apoyo de perros para la atención dental.
“Estamos adaptados a cualquier discapacidad, tenemos facilitadora de lengua de señas, entre varios aportes”, subraya la académica de la UNAB, directora de la Clínica Vida.in y odontóloga en el Cesfam de Miraflores, en Viña del Mar.
¿Cómo surge la idea de Clínica Vida, una clínica inclusiva?
Esta idea surge porque sabemos que uno de los pilares esenciales para generar salud es la autonomía, es super importante que el usuario sea protagonista de las decisiones que ocurren respecto a su salud, entonces ¿Qué es lo que pasa a las personas con discapacidad? Por lo general ni los entornos ni los profesionales de la salud están preparados para recibirlos, por ende, siempre requieren de algún acompañante, mermando su empoderamiento y autonomía.
Es importante entender que la discapacidad es comprendida como una condición del ser humano que, de forma general, abarca las deficiencias, limitaciones de actividad y restricciones de participación de una persona. Esto es un fenómeno complejo, con un carácter social muy importante, que no contempla al individuo de forma aislada, sino en su interacción con la sociedad en la que vive. No es que las personas no tengan la capacidad para realizar las cosas de forma autónoma, sino que es el entorno el que no se los permite.
¿Cómo es la clínica?
Entendiendo esto, nace la idea de crear un espacio adaptado, desde la arquitectura hasta la metodología de atención y preparación de los profesionales, para entregar el más alto nivel de autonomía. Para esto, poseemos todos los parámetros de accesibilidad universal, como mesones accesibles, conexión vertical, espacios amplios con radio de giro, facilitadora de lengua de señas, espacios hiposensoriales, entre otras herramientas.
Sumando a eso, está nuestra innovación en salud: un reclinador de silla de ruedas creado por nosotras, en conjunto con ingenieros chilenos. Este sistema permite que las personas en silla de ruedas no tengan que realizar la transferencia al sillón dental y puedan ser atendidos en su propia silla, entregando comodidad a los usuarios y a los odontólogos.
¿Qué es lo que pasa a las personas con discapacidad? Por lo general ni los entornos ni los profesionales de la salud están preparados para recibirlos, por ende, siempre requieren de algún acompañante, mermando su empoderamiento y autonomía.
Como docente en la UNAB, ¿piensas que este modelo de clínica se pueda también replicar en la universidad?
Estamos perfilando algunos proyectos con docentes de otras cátedras de la U. Andrés Bello para incorporar la caniterapia. Gracias al apoyo que he tenido por parte de la Facultad de Odontología, de todos modos, creo que podemos replicar en la UNAB lo que estamos haciendo en la clínica.
Vida en la UNAB
¿Cómo recuerdas tu paso por la vida universitaria?
Recuerdo mi paso por la universidad con mucho cariño y, a pesar del sufrimiento y el estrés propio de la carrera, desarrollé partes muy íntegras de mí y generé lazos de por vida con personas que son muy importantes y contribuyeron mucho en quien soy hoy.
Dentro de los profesores que tuviste en la universidad, ¿hay alguno que haya influido en tu camino y te haya motivado?
Creo que los profesores marcan profundamente y son capaces de generar motivación y pasión por áreas de estudio. Tengo un profundo agradecimiento de los docentes que fueron parte de mi formación, sobre todo, aquellos que estuvieron en mi etapa clínica. No solo me entregaron herramientas, sino que también habilidades blandas y de vida.
El primero que recuerdo es el Dr. Leopoldo Saavedra, quien motivó mi pasión por la educación en salud, cambió mi forma de ver y entender cómo se puede realizar la odontología.
Por otra parte, la Dra. Nury Pérez me marcó profundamente. Ella fue quien me motivó a continuar la carrera, me ayudó a creer en mí en momentos difíciles. Su compromiso y compañía fueron esenciales.
Finalmente, el gran Dr. Segovia, es el docente más motivado y mateo que existe, absolutamente comprometido. Con su manera de comprender el mundo me permitió creer en mis ideas y me impulsó a querer abrir caminos e innovar.
Recuerdo mi paso por la universidad con mucho cariño y, a pesar del sufrimiento y el estrés propio de la carrera, desarrollé partes muy íntegras de mí y generé lazos de por vida con personas que son muy importantes y contribuyeron mucho en quien soy hoy.
¿Qué herramienta entregada por la universidad te ha servido para tu desarrollo profesional y desempeñarte en lo que hoy haces?
Principalmente creo que en las asignaturas de Pediatría, Cirugía y Educación en Salud adquirí herramientas que sigo usando hasta el día de hoy. En conjunto todas las herramientas entregadas por la UNAB formaron mi ser profesional, mis habilidades sociales y mi comprensión del mundo.
¿Cuáles son los desafíos que enfrentas en tu día a día?
Esta metodología de atención no posee antecedentes, por lo que se presentan muchos desafíos, mucho estudio, conversación y asesoramiento de los grupos de interés y paneles de expertos.
¿De qué forma contribuyes desde lo que haces o desempeñas a la sociedad?
Formando precedentes en materia de inclusión en salud, entregando autonomía, a través de adaptar el entorno para que las personas que tienen alguna discapacidad puedan acceder a un espacio inclusivo y cómodo.