Humberto Maturana: “Decir que somos iguales es válido incluso en la diferencia”
El filósofo y creador de Matriztica estuvo este jueves 22 de octubre en un seminario online analizando junto a otros especialistas la realidad que viven en Chile las personas en situación de discapacidad.
La construcción cultural en torno a la discapacidad: El lenguaje como creador de realidad. Bajo esa premisa el biólogo y filósofo, Humberto Maturana, y la especialista en temas de educación y discapacidad, Sandra Urra, analizaron la realidad nacional en la materia. Si bien hay avances, la lista de desafíos es todavía extensa, dijeron los expertos invitados a reflexionar sobre el tema por Senadis, el municipio de Talcahuano y la Universidad Andrés Bello.
A través de este seminario, el fundador de Matriztica comparó la experiencia humana con las de las abejas, en que a través de la trofolaxia se alimentan e intercambian hormonas que modulan el crecimiento. “La colmena está integrada en la transformación corporal, en el alimentarse recíprocamente, los seres humanos nos coordinamos, no de esa manera, sino que a través de la razón y de los sentimientos”.
Por esto, un valor trascendental para evitar la discriminación es la honestidad. “El escoger algo es legítimo y coherente con lo que queremos vivir, pero nuestro gran problema actualmente en la deshonestidad. A veces no nos damos cuenta de que tenemos ceguera, de que no vemos, no porque tenemos un daño en los ojos. Lo que nos hace no ver en el espacio de la convivencia o sordos, sin tener daños en los oídos, son los deseos en los cuales no se es honesto, en los cuales uno quiere aprovecharse de algo para el beneficio propio”.
Es allí donde, asegura, aparece la exclusión. “La fuente de discriminación por inequidad son siempre teorías, siempre ciertas premisas básicas: este niño no oye así que no sirve y no lo veo esta persona no puede moverse, tiene que andar con bastón, entonces no la veo, porque desde el momento que tiene que andar con bastón, no veo su caminar, su realización como persona como miembro de la comunidad, lo excluyo… pero si queremos convivir tenemos que ser honestos, no mentir, tratarnos como iguales aunque seamos distintos, como equivalentes aunque seamos diferentes. Somos miembros de la comunidad, entonces, todos somos partícipes de todas las cosas que se están generando allí”.
El Premio Nacional de Ciencias lo resume desde uno de las premisas elementales de la constitución: la igualdad. “Decir que somos iguales es válido incluso en la diferencia, somos iguales porque somos miembros de una comunidad y queremos ser miembros de ella y la diferencia es, simplemente, distintos modos de convivencia”.
Sandra Urra, académica de la Universidad Andrés, y especialista en Educación Inclusiva y discapacidad con un amplio currículo en estudios al respecto, complementó lo señalado por Maturana. “Como sociedad primero debemos brindar condiciones para el desarrollo de las personas en su entorno, pero sacarnos de la cabeza que la inclusión es solo educativa, porque la vida no acaba en la escuela. La inclusión también es recreación, es laboral, en salud, en justicia… Lo que nos hace daño es la homogenización social, esto de normalidad o anormalidad, que no me permite ver la diversidad como una oportunidad”, manifestó.
Coincidió en priorizar la convivencia, la reflexión y el respeto. “Hay quienes dicen que hay que dar voz a las personas en situación de discapacidad, yo discrepo. Las personas en situación de discapacidad tienen voz, el problema es que históricamente nos hemos negado escucharlas y hemos pensado que tenemos que hablar por ellas”, argumentó.
Urra abordó las distintas miradas históricas que muestran la estigmatización y la persecución de la que han sido víctimas. Primero desde una concepción de prescindencia, en que se le consideraba como algo negativo o que no aportaba. En la prehistoria, por ejemplo, se daban prácticas como la trepanación o perforación del cráneo para alejar los espíritus “que estaban generando estancamiento”.
En la vieja Laconia practicaban la eugenesia, “cuando algún recién nacido tenía alguna característica, que podía denotar algún tipo de debilidad, lo lanzaban por el monte, porque solo sobrevivía el espartano que iba a ser perfecto”. Más tarde se asociaría también a causas religiosas.
En una segunda vertiente fue mirada desde una perspectiva rehabilitadora “se pueden sanar” y actualmente a un modelo social, “que tiene que ver más con un enfoque de derecho y nos habla de que la discapacidad surge desde la interacción con el medio, por lo tanto, sería una construcción social. Debemos trabajar para la autonomía desde un enfoque de derechos para eliminar las barreras que pueden encontrar las personas para su desenvolvimiento. Ellos son sujetos de derecho y no de intervención”, concluyó.
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