27 Julio 2023

Conoce a tu profe| Carolina Romero regresó a su ciudad natal tras una década lejos para asumir la dirección clínica del Hospital Veterinario UNAB

La Médico Veterinario busca aportar con su experiencia en gestión clínica a potenciar el hospital inaugurado en marzo de este año, combinando sus capacidades técnicas con la sensibilidad que merecen todos los animales y sus familias humanas.

Conoce a tu profe

Carolina Romero asumió el pasado 17 de julio su cargo en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Andrés Bello  en Talcahuano y recorrió más de medio Chile para hacerlo. Estaba en Arica cuando le ofrecieron la posibilidad de ser parte del equipo del HCV de la sede. «Teniendo a toda mi familia acá, este cargo viene recargado por el cariño de ellos, pues hace 10 años que no vivo en mi ciudad natal», cuenta sobre esta nueva etapa.

La médico veterinario, de 43 años, se ha especializado en temas como manejo del dolor y anestesia, Medicina Interna, Gestión de unidades Clínicas y tiene un Magíster en Administración en Salud en la Universidad de Chile.

Carolina Romero

Qué significa este nuevo desafío y cuál cree que será el sello de su gestión?

Creo que el mayor desafío para mi cargo, además de claramente la gestión y logística administrativa que no es menor, finalmente es la colaboración en la visualización de la innovación docente de la Universidad, en mi caso a través de la construcción e implementación de un Gran Hospital Clínico Veterinario, que permitirá a los alumnos el máximo desarrollo en su experiencia educativa, todo lo anterior coordinado con un tremendo equipo administrativo y clínico.

No sé si es un sello, pero me he esmerado en visibilizar la tremenda labor intrahospitalaria, de las diferentes unidades clínicas que he tenido el placer de dirigir. Creo que éstas son el corazón de nuestro trabajo, es allí donde se reúne una gran capacidad técnica, pero también una increíble capacidad humana hacia nuestros pacientes y sus familias. Y es esta gran dualidad, entre lo técnico y lo humano, lo que siempre me he empeñado en mostrar y reforzar.

¿Cómo nació su gusto por la docencia?

 Acá mi madre ha sido la gran inspiradora, ella ha dedicado más de 40 años a la “mini docencia” de alumnos de párvulos. Aún la veo llena de pasión por enseñar y motivarlos. Ella cree que, con educación y cariño, todo cambio es posible. Entonces, cuando tan de cerca sientes esa pasión, es innegable que se contagie.

¿Cómo es su relación con los estudiantes?

 Tengo muy buenos recuerdos de ellos, y en realidad he aprendido más yo. Por lo general, las materias como farmacología o manejo del dolor veterinario no son de las asignaturas más amables, pero cuando en las unidades hospitalarias ellos/as pueden maravillarse con la mejora de la expresión facial de un paciente al aplicarse un analgésico o con la importancia de ciertos manejos no farmacológicos en las unidades hospitalarias, tienden a tener más curiosidad y es más fácil para ellos, vincular lo teórico con lo práctico.

Sigo recibiendo retroalimentación de algunos, y me alegra enormemente, haber contribuido a lograr sus metas y verlos convertidos en grandes colegas.

¿Cuáles han sido sus máximos logros en lo profesional?

Carolina Romero En primer lugar, creo que haber comprendido que mi profesión es parte fundamental, pero no toda mi vida. Tener las herramientas para conocer mi humanidad, y todo lo que ello conlleva, ha repercutido positivamente en mí y en mi forma de gestionar mi trabajo en las unidades de hospitalización. Generar equipos más saludables y motivados, para mí es un tremendo logro. Y bueno, técnicamente, haber logrado la incorporación a un plan de Magíster en Gestión de Salud, y ser la única médico veterinaria aceptada en 20 años de este programa en Chile, claramente es importante para mí.

¿Cuáles son sus planes en lo profesional?

 Por lo pronto, colaborar para que nuestros alumnos de Medicina Veterinaria tengan la mejor experiencia educativa en nuestros Hospital Clínico, aunque sin dejar de soñar con algún Doctorado, lo que también me permitiría investigar en un ámbito aún poco desarrollado en veterinaria, como las unidades intrahospitalarias.

He trabajado 10 años en la gestión y logística de las unidades hospitalarias, me han generado experiencias que me encantaría compartir con más colegas, a través de futuras publicaciones.

¿Cómo fue su primer día en que dictó una clase?

 Aunque he realizado charlas y cursos online asincrónicos, además de ser tutora de práctica de muchos estudiantes, mi primera «clase» la dicté en pandemia. Recuerdo que estaba nerviosa, técnicamente nos habían preparado para esta nueva forma de enseñanza, no estaba muy segura de la llegada hacia los alumnos. Porque lo maravilloso de la docencia es precisamente el compartir presencialmente los conocimientos y las experiencias por lo que lo «online» fue un gran desafío; que creo fue positivo por la posterior evaluación docente y la increíble participación de los alumnos y sus resultados ( que en el ramo de farmacología, no es menor jajaja).

¿Qué recuerda de su época de estudiante?

Entrar a la Universidad a estudiar veterinaria, como segunda carrera, me permitió ir con mayor madurez para absorber todo el conocimiento y partí desde primer año con prácticas voluntarias, fui ayudante por mucho tiempo del doctor Luis Gutiérrez, quien me enseñó mucho y recuerdo con cariño.

Aunque no todo fue estudio, también pertenecí al centro de alumnos de la escuela, con todo el “entretenimiento” que ello conlleva.

¿Tiene alguna afición, hobby o deporte que realice? ¿Nos puede contar más sobre eso?

 En realidad tengo muchas actividades que disfruto fuera del trabajo. Me gusta mucho la vida al aire libre, practico ciclismo de ruta y hace un par de años descubrí el pilates. Desde niña tengo una adicción por la lectura, que con el pasar de los años sólo ha aumentado. También las manualidades son parte de mi día a día, intentando tejer, dibujar y pintar cada vez que puedo.

¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

 Adoro el tiempo al aire libre, la playa y el sol. Cuando no trabajo tomo mi bicicleta, algún libro o tejido y me voy a la playa. Otra actividad que disfruto es reunirme a regalonear con la familia, en esos almuerzos interminables y maravillosos que aún mi mamita cocina.

¿Alguna película o serie en Netflix o en otra plataforma que le guste?

 Pésima para ver TV, ni siquiera tengo. ¡Mi vida está afuera!

¿Dos cosas que cambiaría de su vida si es que volviera a nacer?

 Sé que todas las decisiones y experiencias me han convertido en la persona que soy hoy, pero definitivamente sí cambiaría el acceso y la práctica de deporte. Me hubiese gustado comenzarlo desde niña. Comencé a practicarlo alrededor de 10 años y me ha revitalizado, permitiendo fomentar distintas habilidades.

También la importancia de vivir agradecida y alegre. Vivimos en un mundo en dónde corremos todo el día y a los adultos, mientras más serios somos, reflejamos más inteligencia. Y resulta que, si no vemos todo como un milagro, damos por sentado todos los dones. Y cuando, te vuelves consciente de que hoy pudiste no despertar…entonces ¿Cómo no vivir alegre? Y eso se contagia y ayuda a crear ambientes más amables y compasivos, que es lo que necesitamos.

Escrito por Tania Merino Macchiavello