Hacia la investigación transdisciplinaria y colaborativa: Entrevista a académicos Felipe Marín (Matemáticas UNAB) y Gala Fernández (Teatro PUC)
El interés común por indagar sobre las interacciones humanas y la dimensión emocional propia de la experiencia educativa, ha propiciado la investigación conjunta entre ambos profesores. El rol de la ritualidad y la performatividad en la enseñanza-aprendizaje y el impacto de la educación a distancia, son algunos de los temas que abordan en esta entrevista.
Desde que comenzaron a cursar el Doctorado en Educación de la UMCE, los académicos Felipe Marín, del Departamento de Matemáticas UNAB, y Gala Fernández, de la Escuela de Teatro PUC, tempranamente descubrieron puntos de encuentro e intereses de investigación comunes.
A pesar de –o gracias a– sus formaciones disímiles, por un lado una actriz y músico y por otro un ingeniero, convergen en su interés por temas relacionados a las interacciones personales y la experiencia emocional que ocurre en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Desde ese punto, y aprovechando también los vínculos entre las matemáticas y el arte, comenzaron a colaborar como «investigadores en potencia», materializándose hasta el momento en dos papers publicados y otros en proceso.
No es casual que, además, comparten como director de tesis al Dr. Luis Flores Prado, enfocándose en su línea de investigación sobre sociabilidad humana y modelos de comportamiento.
Su primera publicación conjunta tuvo por objetivo identificar las percepciones de estudiantes de primer año de Ingeniería Comercial respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje, particularmente de la asignatura de Matemáticas, en relación al uso de la plataforma interactiva Aleks durante el 2020, en contexto de pandemia.
En este caso, encontraron percepciones favorables y una actitud positiva al estudio virtual cuando éste es acompañado por la plataforma, cuyo uso en UNAB es administrado desde el Departamento de Matemáticas.
Su segundo trabajo publicado es un análisis cualitativo a partir de entrevistas realizadas a exestudiantes de liceos públicos de Chile, egresados entre 1962 y 1996, en relación a la ritualidad y los elementos performativos durante su experiencia escolar secundaria. Así, pudieron observar que la performance ritual es un elemento clave en la fijación de memorias y rasgos de identificación, los cuales difieren significativamente según el contexto sociopolítico de cada generación.
Ambas investigaciones abordan la dimensión emocional vinculada a la experiencia educativa, así como las interacciones humanas que se dan en un contexto de aula, ya sea virtual o presencial. Recogiendo miradas diversas, sobre la base de la colaboración, invitan a reflexionar sobre cómo se pueden mejorar las prácticas pedagógicas y curriculares en pos de rescatar y visibilizar la dimensión de la emotividad en la educación chilena, aún marcada por el productivismo.
Sobre estos temas, la importancia de la colaboración en investigación, el impacto de la pandemia y sus próximos proyectos, conversan a continuación.
¿Por qué investigar entrelazando disciplinas distintas, en lugar de enfocarse cada uno/a desde la propia?
Gala Fernández: Pienso que la transdisciplina es el futuro de la investigación en la academia. El diálogo enriquecedor que se produce en los equipos interdisciplinarios entre las distintas perspectivas de un mismo problema, hace más complejas las preguntas y más robustas las conclusiones. Además, el apoyo que puede encontrarse en otro/a investigador/a en el camino de buscar respuestas es vital, porque muchas veces ésta es una trayectoria solitaria.
Felipe Marín: Pienso que para avanzar en la generación de conocimiento donde precisamente existen vínculos y tránsitos emocionales en la misma generación de conocimiento (casi como recursivo), debe ser desde la colaboración, fundada en el respeto por el otro. Cada área tiene mucho que decir y aportar. Pienso que no es posible mirar desde un único ángulo un problema, sino que debe ser complementado por múltiples miradas, diversas aristas y en ese sentido, con Gala nos hemos propuesto desde nuestras primeras conversaciones, espacios de apoyo, colaboración y estudio. Allí aparece la interdisciplina, en poder coincidir con el otro, abordar un problema desde diversos enfoques, posturas teóricas, enfoques epistemológicos, de manera de complementar y avanzar.
A la luz del análisis generacional realizado en una de sus investigaciones, ¿de qué forma ha evolucionado la experiencia escolar secundaria en Chile hasta el día de hoy?
GF: Tal como observamos en el artículo referido, identificamos un primer rango etario pre-dictadura que desarrollaba en la escuela un sentido de comunidad y responsabilidad política fuerte y complejo, asociados a la presencia de elementos rituales y de la performatividad en los eventos comunitarios. Esto fue evidentemente aplacado en el rango etario correspondiente al período de dictadura, en el que apareció un componente político reaccionario y una polarización de las redes vinculares, además de la militarización de dichos elementos rituales y de la performatividad. En el rango etario siguiente y hasta 1990 aproximadamente, se observa un sentido de individualismo y desinterés político generalizado, en el que los eventos comunitarios tienen un fuerte sentido de competitividad, con muy pocos elementos rituales o de la performatividad.
En el largo periplo hasta hoy, podríamos decir que este camino de des-ritualización y des-politización de la comunidad del liceo está teniendo un giro importante a partir de movilizaciones sociales como el movimiento feminista y el estallido social (a partir de 2018 aproximadamente), en las que la gravitación de la responsabilidad política y los elementos de la performatividad aparecen con gran fuerza como expresión de la voz comunitaria. El colectivo Las Tesis es un ejemplo de aquello.
¿De qué forma la pandemia ha afectado a la experiencia educativa en general, y en particular la de las y los adolescentes de educación media y primeros años de universidad?
FM: La pandemia, y en concreto los extensos períodos de confinamiento, ha generado diversos desencadenamientos que de una u otra forma han impactado a la enseñanza y al aprendizaje visto como un proceso, por ejemplo, aspectos tecnológicos, como refiere nuestro artículo. Todos los integrantes de la comunidad educativa han tenido que avanzar hacia el uso de la tecnología.
En esta línea, en la UNAB desde hace tiempo hemos trabajado en aquello, por lo que en parte no fue tan complicado el cambio, pero tuvimos que adecuar lo presencial a una pantalla. Esto lleva mucho tiempo, preparación y dedicación. Pienso que se ganó mucho en cuanto a ahorro u optimización de tiempos, se aprendió mucho respecto a técnicas o herramientas tecnológicas que potencian tu enseñanza (aplicaciones como kahoot, mentimeter, que ya se usaban, ahora tomaron mayor relevancia) pero también herramientas matemáticas como la plataforma Aleks, que avanzan hacia el complemento y apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje desde una postura lúdica y actualizada.
Sin embargo, siento que se ha perdido el espacio que recibe y acoge la aparición de encuentros y vínculos, desde el hacer comunidad. Por ejemplo, las tendencias socio conductuales de cooperación o no cooperación que exhiben las y los estudiantes en los grupos que forman, en las redes o en la manifestación de relaciones colaborativas, tan propias al encuentro físico y desarrollo que experimentan precisamente en lo presencial.
Entonces, siento que ha sido un desafío establecer estrategias que puedan propiciar vínculos tan fuertes que se establecen y refuerzan en lo presencial, pero desde lo virtual.
GF: Dentro de todo el sufrimiento y el peligro que ha traído la pandemia, en el ámbito educativo (sobre todo en educación superior) también nos ha dejado algunos aprendizajes importantes. Hoy es mucho mayor la flexibilidad que debemos aplicar a todos los procesos académicos y la importancia que damos al estado emocional y personal de cada estudiante/docente/profesional dentro de las instituciones. Han aparecido las personas, con sus espacios, sus familias y ese devenir enriquece el sentido inclusivo en la comunidad y, por tanto, también los procesos de enseñanza aprendizaje.
¿Cuáles son sus próximos pasos y proyectos conjuntos?
FM: Seguimos escribiendo juntos, hemos estado trabajando y profundizando desde lo fenomenológico, lo hermenéutico, puntualmente en una investigación respecto al relato de una madre de un adolescente con TEL mixto, quisimos recoger la experiencia de todo el proceso de esta madre, desde su embarazo hasta la adolescencia de su hijo, de manera de revisar aspectos propios a la teoría del apego.
GF: Felipe y yo compartimos el mismo director de tesis (Dr. Luis Flores Prado) y, en este contexto, él nos ha invitado a vincularnos con el proceso investigativo del Proyecto Fondecyt Regular 1200607 del que es co-investigador, y cuyo investigador principal es el Dr. José Antonio Muñoz. Esto ha sido un aliciente muy importante en nuestro camino investigativo y nos ha traído un montón de aprendizaje precisamente en el sentido colaborativo.