Gigantesco sondeo liderado por astrónomo UNAB continúa develando incógnitas sobre nuestra galaxia
Dante Minniti, investigador del Departamento de Ciencias Físicas de la Universidad Andrés Bello, lidera el proyecto VVV, que desde el 2010 escanea noche tras noche las regiones más internas de la Vía Láctea generando continuamente nuevo conocimiento. Aquí rescatamos dos de los hitos obtenidos gracias a este sondeo publicados este año.
Para ayudar a responder preguntas fundamentales sobre nuestra galaxia, desde el año 2010 se lleva a cabo un gigantesco sondeo llamado VVV (VISTA Variables in the Via Lactea), proyecto desarrollado desde la ESO para escanear el cielo nocturno y captar imágenes de la parte central de la Vía Láctea utilizando el poderoso telescopio VISTA, instalado en el observatorio Paranal. Este sondeo, y su extensión, el VVX, es dirigido por Dante Minniti, astrónomo investigador del Departamento de Ciencias Físicas UNAB.
La región central de nuestra galaxia es abundante en polvo y gas interestelar que bloquean la luz y hacen imposible visualizar objetos en el rango visible, sin embargo, VISTA está optimizado para detectar las emisiones de las estrellas en el infrarrojo cercano. Este mapeo continuo ha generado una enorme base de datos de cientos de miles de objetos, lo que ha permitido numerosos hallazgos relacionados a la estructura, evolución y edad de la galaxia y los distintos cuerpos celestes que la habitan.
Descubrimientos recientes: Una “ventana” a través de la galaxia
El sondeo VVV da lugar a una generación continua de nuevo conocimiento. Entre los hallazgos publicados este 2020 queremos destacar el descubrimiento de una nueva “ventana” abierta a través de las nubes de gas y polvo que permite ver el otro extremo de la galaxia. Este tipo de ventanas son muy escasas y valiosas, ya que, como explica Dante Minniti, hacen posible ver la otra punta de la galaxia que de otra manera permanece oculta.
“Nos permite estudiar con más precisión la estructura de la galaxia, cómo es nuestra galaxia espiral, cuántos brazos tiene, por ejemplo, o cómo son las poblaciones estelares del otro lado de la galaxia. Nosotros estudiamos muy bien la vecindad solar, pero del otro lado de la galaxia está por mapearse todavía; está muy poco descubierto”, señala el astrónomo.
De esta forma, entonces, se ha podido trazar los brazos espirales que están del otro lado de la galaxia y mapear las poblaciones de estrellas en el lado inexplorado de la Vía Láctea, entre otras posibilidades.
Nuevo catálogo de estrellas variables
Otro hito relevante fue la publicación, hace algunas semanas, de un enorme catálogo de estrellas variables de diferentes tipos en las regiones más internas de nuestra galaxia, para develar su estructura interior.
“Una de las cosas que nos permite ver esta base de datos gigante son objetos variables, porque en general todas las estrellas como el Sol son normales, no cambian. Pero hay algunas, una cada miles, que varían. Por ejemplo, se ponen más brillantes o más débiles en el cielo, y nosotros podemos medir ese brillo que sube y que baja. Es lo que llamamos una curva de luz”, explica el profesor Minniti.
Así, con este mapeo en el infrarrojo se observaron cientos de millones de estrellas y encontraron cerca de 44 millones de estrellas variables: uno de los catálogos más grandes de este tipo de objetos. Algunas de estas estrellas variables son especialmente importantes ya que permiten medir distancias, algo fundamental en astronomía.
“Son estrellas de distintas edades”, puntualiza Dante Minniti. “Las RR Lyrae, por ejemplo, son un tipo de estrellas variables pulsantes que son muy viejas, las más antiguas del universo con edades mayores a 10 mil millones de años.
Por otro lado, las cefeidas son estrellas pulsantes que son muy jóvenes: “recién nacidas” a escalas astronómicas”.
Estas estrellas variables tienen un mecanismo interno que las hace pulsar, incrementando y disminuyendo su tamaño de manera cíclica y periódica. “Durante esa pulsación las estrellas no solo cambian de tamaño, sino también cambian de temperatura, y esos cambios hacen que el brillo de la estrella sube y baja constantemente”, dice Minniti.
“Estamos muy entusiasmados, sobretodo porque estas estrellas de tipo pulsante -como las RR Lyrae, las Cefeidas o las Mira- nos permiten medir las distancias, y si tenemos las distancias podemos hacer un mapeo tridimensional de nuestra galaxia. Esto se ha hecho, se han mapeado algunas zonas de la galaxia, pero no regiones tan lejanas: la parte del plano de la galaxia, donde es mucho más difícil, no está hecho todavía y es un trabajo que queda por hacer”, concluye.