25 Noviembre 2020

Expertas analizaron proceso de selección universitaria

Invitadas por la Agrupación de Universidades Privadas de la Región del Biobío, Magdalena Vicuña y Pilar Armanet abordaron la evolución de la admisión universitaria en la búsqueda por acortar brechas.

Realizar un análisis de los mecanismos de acceso a las universidades chilenas fue la propuesta del seminario “El nuevo sistema de Admisión de la Educación Superior”, organizado por la Agrupación de Universidades Privadas de la Región del Biobío que integran las Universidades De las Américas, Andrés Bello, Del Desarrollo, San Sebastián y Santo Tomás.

El encuentro, moderado por el director de Diario El Sur, Guido Rodríguez, tuvo como protagonistas a Magdalena Vicuña, jefa de División de Información y Acceso del Ministerio de Educación y a Pilar Armanet, académica e investigadora, ex ministra de la Secretaria General de Gobierno, quienes abordaron, entre otros temas, la búsqueda de la equidad a lo largo de los distintos procesos.

Armanet analizó la evolución del sistema de admisión desde el Bachillerato desde el siglo XIX a la fecha, un proceso que en sus primeras etapas incluía pruebas de Castellano, Historia, Religión y Latín, y que en su evolución fue mutando, no solo para adaptarse a la demanda, sino también para incorporar elementos de equidad social. Fue así como se decidió instaurar una Prueba de Aptitud Académica en 1967.

Más que una prueba de conocimiento se buscaba seleccionar a los estudiantes que contaban con las aptitudes necesarias para realizar estudios universitarios, a través de un instrumento que no estuviera condicionado por el nivel sociocultural de los alumnos o el tipo de situación en que estuviesen cursado sus estudios de educación básica y humanidades”, relató Armanet.  Agregó que el objetico era que, “reflejara las capacidades de los estudiantes que, a juicio de los especialistas, se encontraban democráticamente distribuidas en toda la población”.  Pero las inequidades no disminuyeron, lo que llevó luego a una de Selección Universitaria, en 2003, y hoy una de Transición hacia una nueva fórmula.

Precisamente esta última apuesta, a juicio de Magdalena Vicuña incorpora elementos claves al respecto. Por ejemplo, por primera vez, incluye el sector técnico profesional y el universitario y debe velar por dar más oportunidades a todos los jóvenes para informarse sobre la oferta académica y como ejes en su diseño la equidad y la objetividad, la valoración de la diversidad, transparencia y el reconocimiento de las trayectorias educativas. También destaca el respeto por la autonomía institucional por los proyectos o modelos educativos

Acortar la brecha

Otro avance en este sentido, aseguró se logra al acotar los contenidos y cambiar la forma de plantear las preguntas.  “Ahora se sitúa al estudiante en una problemática y puede llegar de distintas maneras a solucionarla. También no se va a pedir que se sepa las fórmulas, sino que van a estar incorporadas y eso ayuda a que disminuyan las brechas, porque, finalmente, lo que importa es cómo razona. Además, en lenguaje es comprensión, no es un texto literario, no es Calderón de la Barca”, dijo.

Para Armanet la reducción de las desigualdades en el acceso va más allá del instrumento. Es un tema mucho más estructural que tiene que ver con la calidad de la educación y las diferencias que existen a nivel de dependencia del establecimiento educacional. Claramente, los colegios particulares pagados a los cuales acceden las élites tienen un mejor rendimiento y tienen un mayor capital cultural en la familia y una mejor educación. Habitualmente tienen una educación bilingüe, viajan, tienen acceso a muchas mayores oportunidades de formar criterio, de tener un bagaje cultural. Eso no se resuelve con el instrumento. Lo que yo comparto es que se está bajando la vara, para que los estudiantes que son de colegios vulnerables y tienen capacidad de raciocinio puedan contestar correctamente.