Excelencia académica y salud mental: los sellos que desea implementar la nueva directora de Medicina UNAB sede Santiago
La Dra. Cynthia Zavala, psiquiatra y especialista en salud pública, comparte su perspectiva sobre el futuro de la profesión y los desafíos que enfrenta desde la salud pública y la academia.
En el mundo de la medicina, asumir el desafío de liderar una carrera implica un importante reconocimiento pero también una gran responsabilidad. En ese sentido, la Dra. Cynthia Zavala, nueva directora de la carrera de Medicina UNAB Santiago, busca generar un impacto imprimiendo un sello en la formación de los médicos del mañana.
Después de completar su especialidad en psiquiatría, la Dra. Zavala obtuvo una Beca Chile que le brindó la oportunidad de realizar un máster en filosofía y políticas públicas en la London School of Economics (LSE). Dicha experiencia resultó ser una invaluable oportunidad para sumergirse en una disciplina distinta a la medicina y desarrollar aspectos tanto de la filosofía como de la gestión en su desempeño profesional. Además, al ser una de las universidades más internacionalizadas del mundo, le brindó la oportunidad de compartir experiencias con compañeros provenientes de los cinco continentes, de diferentes religiones y culturas.
Tras finalizar el máster y antes de regresar a Chile, disfrutó de seis meses dedicados a viajar por Europa y Asia. Estos años dejaron una profunda huella en su vida, enseñándole sobre tolerancia, capacidad de adaptación, la importancia de la autodisciplina y el valor de apreciar las cosas cotidianas. Además, le despertaron una pasión por viajar, descubrir otras formas de pensamiento y cultivar un respeto por la diversidad que hasta el día de hoy la acompañan.
¿Cómo asumes este desafío de estar a la cabeza de una carrera como medicina?
Tomar la dirección de esta carrera es un tremendo orgullo, pero también una gran responsabilidad. Lo asumo con entusiasmo y el deseo de generar un proceso de mejora continua que sea construido en conjunto tanto con el equipo de gestión de la Escuela, como con el cuerpo docente de la carrera y por supuesto con los estudiantes, quienes son el motor de nuestro trabajo.
¿Es algo que esperabas en tu carrera profesional?
Tiende a haber una relación bastante bidireccional entre el Estado y la Academia. Previamente a llegar a la universidad estuve varios años trabajando en el Estado, y en el momento en que decidí salir, la academia aparece como una posibilidad natural. Ambas son labores que entrañan un profundo sentido e impacto en la sociedad. Aquí el desafío es la formación de los médicos del futuro quienes tendrán en sus manos la salud de nuestro país los próximos cincuenta años.
¿Cuál es el sello diferenciador que te gustaría promover en la carrera?
Quisiera que tanto nuestros estudiantes como nuestros egresados fuesen reconocidos como profesionales de excelencia tanto en lo técnico como en lo humano. Capaces de liderar equipos de trabajo colaborativos con el resto del equipo de salud y con el paciente como eje central de su quehacer. En lo personal, también desearía que tuviesen un sello en términos del manejo de temas relacionados a la salud mental y una mirada de salud pública transversal a lo que sea que hagan.
Durante este año se declaró el fin de emergencias sanitarias ocasionadas por el Covid-19 y la Viruela del Mono, ¿Cuáles crees tú que son los desafíos más importantes en este escenario actual?
En términos de salud pública global el gran tema del cual debemos hacernos cargo en países con el perfil epidemiológico de Chile son las enfermedades crónicas no transmisibles, tanto las cardiovasculares como el cáncer y la salud mental. Pese a la definición internacional del término de la emergencia por COVID, en Chile la alerta sanitaria se mantiene. Creo importante explicitar que el término del estado de emergencia no implica el término del COVID, sino el cambio a una nueva fase. Considerando ello, debemos hacernos cargo de las consecuencias que tuvo la pandemia en nuestro país, de las atenciones pospuestas en pacientes hipertensos y diabéticos, del aumento de la demanda en términos de salud mental, de las consecuencias de los controles preventivos y de diagnóstico precoz pospuesto y las listas de espera para el tratamiento del cáncer.
Además, no podemos desconocer el tremendo desafío que se nos presenta como sector salud con la crisis de las Isapres y con el anuncio de este gobierno de implementar una reforma a la salud.
En este sentido, ¿cree que la salud mental puede ser uno de esos puntos a tratar desde la salud pública?
Estoy segura de que es una temátia que es imperativo sea abordada con perspectiva de salud pública. Uno de cada tres chilenos experimentará un trastorno mental en su vida y en cualquier momento uno de cada cuatro chilenos experimenta un trastorno de salud mental. , Los trastornos mentales tienen un tremendo peso en la carga de enfermedad en nuestro país mediado no solo por la morbilidady mortalidad sino principalmente por la discapacidad que generan. La pandemia permitió visibilizar la temática y levantarla como una prioridad. Es importante relevar que hoy la población percibe la salud mental como una temática cercana, existe menor temor a manifestar que se cursa con síntomas o la necesidad de atención por lo que la demanda es mayor. Un ejemplo es el importante aumento que han experimentado las licencias médicas de origen psiquiátrico y la demanda por atenciones de salud mental. Es un tremendo desafío del cual como sociedad y en comunidad debemos hacernos cargo.
¿Cómo le gustaría desde la academia darle la impronta necesaria a esta problemática mundial?
La academia tiene distintos roles, desde la investigación y la generación en propuestas en el ámbito de salud pública, pero también muy claramente desde la formación. En el mundo se reconoce que existe un espacio amplio de mejora en la formación de profesionales de la salud, incluyendo médicos, en temáticas de salud mental. De hecho, una de las iniciativas emblemáticas de OMS/OPS es el mhGAP (mental health gap) que busca fortalecer las competencias de equipos de atención primaria en salud mental. Creo que como universidad tenemos todas las condiciones para aportar a la sociedad formando profesionales de excelencia en todas las áreas, pero con un énfasis en las competencias en el área de salud mental. Médicos que puedan reconocer y manejar trastornos mentales prevalentes, que integren la salud física y mental en la atención y con una sensibilidad particular respecto al tema.
En el futuro, ¿cómo le gustaría que la recordaran los estudiantes que pasaron bajo tu liderazgo?
Como una persona cercana y preocupada por ellos. Que los impulsó a lograr la excelencia en las distintas áreas en las cuales lleguen a desenvolverse, con un sello humano, con el paciente como centro y con el deseo de mejora permanente en todas las áreas. Y muy importante, que impulsó el desarrollo de un sentido de comunidad dentro de la carrera.