15 Julio 2025

Ex – Ante | FES: «reforma educacional destinada al fracaso»

En entrevista con Ex – Ante, el director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello, Raúl Figueroa, profundizó en las consecuencias que tendría la aprobación del FES para el sistema educacional chileno.

-Algunos expertos han dicho que el FES parte de un diagnóstico equivocado, que niega los logros que se han hecho en el pasado y cuyo diseño es muy ineficiente. ¿Cuál es tu visión sobre esta propuesta?

-El proyecto del FES que está tramitando el gobierno es un mal proyecto, porque parte de un diagnóstico que no es correcto y genera graves distorsiones en diversos ámbitos.

-¿Cuáles?

Genera déficit financiero y afecta la calidad de las instituciones de educación superior. Tiene consecuencias complejas para los egresados que podrían terminar pagando muchas veces más de lo que efectivamente recibieron de parte del fisco a través de un impuesto que establece este proyecto.

-¿En el fondo es un impuesto al que tiene un título o grado, tal como proponía Milton Friedman?

-Claro, lo que hace el proyecto es renunciar a la idea de un crédito, que bien diseñado podría ser una buena solución, y reemplazarlo por una lógica de gratuidad que se financia a través de un impuesto a los egresados.

-¿Por qué es una mala idea?

-Por un lado genera distorsiones para las instituciones de educación superior, puesto que el financiamiento que antes era para los estudiantes hoy día va a ser un financiamiento institucional. La fijación de aranceles es la base de ese mecanismo de financiamiento. Al fijar los aranceles lo que estás haciendo es asignarle menos recursos a las instituciones de lo que necesitan para poder desarrollar sus proyectos de calidad. El resultado es homogeneizar para abajo los proyectos educativos.

-¿La universidad pierde autonomía?

-Así es, por esta altísima dependencia fiscal y por una regulación que tiende a ser inadecuada. Los alumnos que estudiarían con este sistema, no tienen claridad sobre cuánto es lo que efectivamente van a terminar pagando.

-En un crédito, el que se endeuda sabe perfectamente cuánto va a pagar. ¿Aquí sería diferente?

-Exacto. En el sistema actual una vez que saldas la deuda, la deuda se acaba. Con este modelo que se propone, el estudiante se obliga a una contribución por un tiempo determinado que es un porcentaje de sus ingresos. De hecho hay análisis internacionales que han llegado a la conclusión de que con una reforma como la que propone el Gobierno cerca del 40% de los egresados podrían pagar más que lo que el fisco entregó por esos estudios.

-¿Quieres decir que la propuesta del Gobierno termina perjudicando a los estudiantes?

-Claro. Y eso es como consecuencia de un modelo tributario. El Ejecutivo ha señalado que no es un crédito, y tiene razón, porque no tiene las características propias de un préstamo. Y por lo tanto, lo que queda es considerar que es un impuesto. Si es un impuesto, es fundamental ver si cumple o no con las exigencias constitucionales de la igual repartición de las cargas públicas y del principio de no afectación de los impuestos.

-¿Ese análisis no se ha hecho?

-A mi juicio, no. Si se insiste en la tramitación, perfectamente podría terminar este proyecto de ley en el Tribunal Constitucional para que determine si este impuesto cumple o no con los mínimos constitucionales que a las cargas públicas se les exige.

-¿Esta propuesta es una visión burocrática de la universidad, de la excelencia académica?

-Por supuesto. Creo que es un proyecto con una alta carga ideológica, que insiste por un mecanismo altamente controlado por el Estado. Y junto con ello, implica una serie de cargas, tanto burocráticas como de dificultades financieras para las instituciones. Es decir, falla tanto por la mirada ideológica como por el modelo de gestión que implica.

-¿Podría profundizar la crisis del sistema?

-Al implicar una pérdida fuerte de autonomía a las instituciones, al homogeneizar los proyectos, al generar déficit financiero para prácticamente todo el sistema, lo que hace es en definitiva condenar al sistema a la mediocridad. Porque en el fondo no tiene los incentivos correctos para que las instituciones de educación puedan desarrollarse en plenitud. Todo lo contrario: obliga a las universidades y al resto del sistema a adecuarse a una vara que es una vara muy baja.

-¿Hace de nuestro sistema de educación superior uno muy poco competitivo con el resto del mundo?

-Efectivamente. Y eso es muy complejo porque en la mirada globalizada, los proyectos ya no solo compiten dentro de un determinado país, sino que compiten con una lógica global, tanto para captar profesores como para captar alumnos. Con esta propuesta se corre un riesgo de captura en el sistema que sería muy grave.

-¿De clientelismo?

-Sí. De clientelismo y de cierta opacidad.

-¿Habría que cambiar por completo este proyecto?

-Desde luego. Es absolutamente posible. Si se mantiene tal como está, es un proyecto destinado al fracaso.

-En otro ámbito, Jeannette Jara lidera la encuestas. ¿Cómo ves su candidatura?

-Las ideas de Jara están muy lejos de coincidir con lo que el país necesita para salir de su estancamiento. Chile necesita ideas frescas, capacidad de gestión y principios muy arraigados en las libertades individuales, en el reconocimiento al esfuerzo, en el progreso y en las oportunidades. Y veo muy lejos a la candidata Jara de esas propuestas.

-¿Por qué Evelyn Matthei ha bajado en las encuestas? 

-Su baja es una cuestión muy circunstancial que tiene que ver con el hecho de haber estado sistemáticamente punteando las encuestas. Con un discurso claro y dando a conocer sus equipos, va a recuperar ese mismo lugar que tenía hasta hace no mucho tiempo.