EX-ANTE | Estrés de Fin de Año: ¿Un clásico inevitable?
Según la Dra. Cynthia Zavala, directora de Medicina UNAB sede Santiago, las celebraciones de fin de año no tienen que ser sinónimo de agotamiento. Transformarlas en un espacio de disfrute genuino requiere replantear nuestras expectativas y priorizar lo que realmente importa: el tiempo compartido con nuestros seres queridos.
Por la Dra. Cynthia Zavala, directora de Medicina UNAB sede Santiago
Las fiestas de fin de año suelen verse como un periodo de alegría y unión familiar, pero para muchos también se convierten en una fuente importante de estrés.
En el hemisferio sur, esta época coincide no solo con las celebraciones navideñas y de Año Nuevo, sino también con el fin del año escolar y el inicio de las vacaciones de verano. Esta acumulación de eventos genera una sobrecarga emocional, económica y logística que afecta a miles de personas.
¿Qué genera este estrés de fin de año?
Uno de los factores más significativos es lo que podemos denominar el “estrés festivo”. La presión de organizar cenas perfectas, comprar regalos y cumplir expectativas sociales puede ser abrumadora.
Por ejemplo, la cena navideña, que se presenta como un momento de unión familiar, puede convertirse en un foco de tensión. Desde planificar el menú hasta asegurarse de que todos los invitados estén cómodos, estas tareas suelen recaer desproporcionadamente en las mujeres.
Por otro lado, el gasto excesivo también juega un papel crucial. Este año, según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), se prevé que los chilenos destinen en promedio 330.000 pesos en compras relacionadas con las festividades, marcando un notable incremento en diversas categorías de consumo. Esto no solo impacta la economía familiar, sino que también genera ansiedad en quienes sienten la obligación de “dar la mejor Navidad”
¿Cómo enfrentarlo?
Si bien estas demandas parecen inevitables, existen estrategias para manejarlas de manera más saludable:
- Planificación anticipada: Organizar con tiempo la cena de fin de año o la gestión de actividades familiares permite reducir la carga de último minuto. Esto incluye distribuir las responsabilidades entre los integrantes del hogar. Por ejemplo, un simple acuerdo de “todos traen un plato” puede aliviar la carga de una sola persona.
- Presupuesto ajustado: Establecer límites claros para el gasto y decoraciones puede prevenir problemas económicos posteriores. Según un estudio de Chiledeudas.cl sobre esta materia en nuestro país, se reveló que 6 de cada 10 personas se endeudarán después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Por si eso no fuera suficiente, un 45% de los entrevistados no están del todo seguros de poder pagar las deudas; evitarlo puede contribuir a una experiencia más relajada.
- Delegar responsabilidades: Compartir las tareas entre todos los miembros de la familia ayuda a disminuir la carga emocional. De hecho, también se recomienda involucrar a los niños en actividades como decorar la casa, fomentando así un sentido de colaboración.
- Preparación psicológica: Ser conscientes de las emociones que surgen en esta época es clave para enfrentarlas. Meditación o el mindfulness pueden ser herramientas útiles para manejar el estrés.
Las celebraciones de fin de año no tienen que ser sinónimo de agotamiento. Transformarlas en un espacio de disfrute genuino requiere replantear nuestras expectativas y priorizar lo que realmente importa: el tiempo compartido con nuestros seres queridos. Si logramos cambiar la narrativa de “hacer más” por “hacerlo simple”, quizá estas fechas puedan convertirse en lo que siempre prometen ser: un momento de paz y felicidad.