21 Octubre 2025

Ex – Ante | El profesor, un profesional esencial

El director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas, Raúl Figueroa, relevó el rol del profesor como pilar de una cultura que cree en el aprendizaje.

Cada año, al celebrarse el Día del Profesor, abundan los discursos que resaltan el sacrificio y las difíciles condiciones laborales que enfrentan los docentes. Son, sin duda, aspectos reales y atendibles que han estado en el foco de la política pública y respecto de los cuales existen aún desafíos pendientes.  Pero si solo miramos al profesor como una víctima del sistema, corremos el riesgo de reducir su rol a una dimensión pasiva, cuando en verdad representa una de las tareas más activas y transformadoras de la sociedad: formar a otros.

día del profesor

Ser profesor no es únicamente enseñar contenidos. Es ejercer una profesión que combina el conocimiento con la autoridad, la vocación con el rigor, la empatía con la exigencia. Es, ante todo, comprender que educar es ayudar a que otro despliegue su potencial, y hacerlo desde la convicción de que ese proceso requiere método, disciplina y responsabilidad. La docencia es una profesión intelectual, ética y práctica a la vez, que exige estudio, reflexión y juicio. No basta con querer a los alumnos; hay que saber enseñarles.

En un tiempo que valora lo espontáneo por sobre lo aprendido, y que confunde cercanía con permisividad, resulta esencial reivindicar la figura del profesor como una autoridad formativa. No una autoridad impuesta, sino aquella que nace del ejemplo, del dominio de su oficio y de la coherencia entre lo que enseña y lo que practica. Los buenos profesores no solo transmiten conocimientos; encarnan una forma de estar en el mundo. Enseñan, con su sola presencia, que el esfuerzo tiene sentido, que el respeto no es una carga y que la libertad florece cuando hay orden y propósito.

Para muchos niños y jóvenes, el profesor es el primer —y a veces el único— profesional con el que tienen contacto directo. En su trato cotidiano, en la manera en que se prepara, en cómo enfrenta los problemas o en cómo comunica sus convicciones, el profesor muestra, sin decirlo, lo que significa ser un profesional. Su puntualidad, su cuidado del lenguaje, su responsabilidad y su respeto por los demás no son detalles menores: son una lección en sí mismos. A través de su conducta, los alumnos aprenden no solo matemáticas o historia, sino qué implica ejercer un oficio con seriedad y compromiso.

Esa condición convierte al docente en un modelo de referencia, especialmente en contextos donde los estudiantes tienen pocas oportunidades de observar de cerca el mundo del trabajo profesional. Ser profesor, entonces, conlleva un deber adicional: transmitir, en los hechos, lo que significa ser un profesional íntegro. Su influencia no se limita a los aprendizajes cognitivos, sino que moldea las aspiraciones, los hábitos y las expectativas de vida de sus alumnos.

Así, si bien es valioso que los jóvenes quieran ser profesores como consecuencia del ejemplo dado por el buen maestro, parece aún más interesante que busquen parecerse a él, cualquiera que sea la vocación que elijan.

Reconocer a los docentes no debiera ser un gesto condescendiente, sino un acto de justicia profesional. El verdadero homenaje no se hace con flores ni discursos, sino con la valoración de su rol como pilares de una cultura que cree en el aprendizaje. Eso implica fortalecer su formación inicial, promover espacios de desarrollo profesional continuo y confiarles autonomía para ejercer su juicio pedagógico. Tratar al profesor como un profesional es reconocer que su tarea tiene consecuencias profundas: de su trabajo depende, en gran medida, la calidad de la ciudadanía que formamos.

Por eso, en este pasado 16 octubre que fue el Día del Profesor, más que apelar a la abnegación o al sacrificio, vale la pena destacar la dignidad del oficio. Ser profesor es ejercer una forma de liderazgo. Uno que no busca poder ni fama, sino sentido. Uno que transforma a otros, no a través del discurso, sino del ejemplo cotidiano de quien cree que enseñar sigue siendo una de las tareas más nobles de todas.