Estudio UNAB revela estancamiento económico durante los últimos 10 años
La investigación, realizada por el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y Escáner Comercial, tuvo como objetivo analizar el tejido productivo para ver cómo se encuentra el país de cara a la crisis producida por la pandemia. Dentro de los resultados, se advirtió un estancamiento en la evolución en la probabilidad de crecer de todos los segmentos empresariales.
Luego del estallido social de octubre pasado y la pandemia del COVID-19, la situación económica en Chile se vio afectada. En marzo de 2020, se registró el peor Producto Interno Bruto (PIB) en 10 años, mientras que la Bolsa de Santiago fue la cuarta que más cayó a nivel mundial.
A esto se suma que, en abril de 2020, alrededor del 38% de las empresas había despedido trabajadores en medio de la crisis sanitaria y que, a junio, el 20% de las empresas de la Región Metropolitana había cerrado o se encontraba en proceso de terminar su operación.
Asimismo, en agosto, el Banco Central informó que la actividad económica en Chile sufrió una caída récord al disminuir en un 14,1% durante el segundo trimestre de 2020 con respecto al mismo período del año anterior.
Ante este escenario, el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y Escáner Comercial realizaron un estudio que intenta determinar, a través de un análisis de dinámica empresarial, qué tan sano o débil está el tejido productivo y de esta forma establecer las posibilidades de recuperación económica frente a esta crisis sanitaria.
Para saberlo, se hizo un análisis del tejido empresarial, abordado desde la perspectiva de la probabilidad de crecimiento y desaparición de empresas en el período 2010 – 2019, con datos del Servicio de Impuestos Internos, considerando el estrato de tamaño según ventas en UF.
El estudio muestra que, si bien hubo un incremento en el número de empresas, en promedio cerca de un 3,6% de las ventas han tenido un comportamiento más fluctuante. Al respecto, en el año 2017 se registraron tasas de crecimiento negativas y un escenario económico desfavorable que afectó especialmente a las pequeñas y medianas empresas, con decrecimientos en el nivel de ventas de 3,2% y 9,1%, respectivamente. Si bien, no se conocen aún las cifras del 2020, es muy probable que el nivel de ventas registrado se mantenga en niveles relativamente bajos, como consecuencia de la pandemia.
Al analizar la probabilidad de crecer por tipo de empresa durante los últimos 10 años, el estudio concluyó que en todos los segmentos dicha probabilidad es negativa. Asimismo, se encontró que todos los segmentos de empresas – menos los dos más grandes denominados 2 y 3 – experimentaron un aumento en la probabilidad de desaparecer entre los años 2010 y 2019, siendo las microempresas las más afectadas.
Grandes desafíos para el sector
Sobre las conclusiones de este trabajo, Sandra Bravo, investigadora del Centro de Políticas Públicas UNAB, expresó que “se encontró que, durante los últimos 10 años, la variación de las probabilidades de decrecer y desaparecer es relativamente mayor, mientras que se advierte un estancamiento en la evolución de la probabilidad de crecer en todos los segmentos”.
Los factores clave para esta situación podrían ser el deterioro de las condiciones del entorno, lo que se evidencia en la disminución y/o estancamiento de las tasas de crecimiento del PIB en el mismo período de tiempo.
Por ello, Bravo recalcó que en un escenario tan incierto como el actual, la política industrial se enfrenta a grandes desafíos. “Para invertir los resultados en cuanto a las probabilidades de crecimiento de las empresas, se deben impulsar acciones que permitan la recuperación del PIB y el empleo agregado”, dijo.
Así, recordó que la OCDE recomienda invertir en nuevas fuentes de crecimiento a largo plazo, ampliar el acceso al empleo de alta calidad, así como también, reforzar el crecimiento de la productividad y la evolución de las exportaciones. Del mismo modo, se abre una oportunidad para repensar la brecha financiera a la que se enfrentan las pymes, y en la que los instrumentos de recuperación de la actividad productiva que pueda generar el gobierno resultan vitales.
“A nivel micro, se viene un escenario difícil de recuperación, pero que podría tener grandes oportunidades para las empresas que demuestren mayores niveles de flexibilidad y adaptación. La reactivación productiva requiere de una reorganización de los procesos que pone a prueba la capacidad del tejido productivo para absorber los impactos de las restricciones a causa de la pandemia, la incorporación de nuevos protocolos sanitarios, el teletrabajo y las necesidades asociadas a la transformación digital”, señaló la experta.
*Puedes revisar los resultados completos del estudio AQUÍ. Y la nota de EMOL Pyme AQUÍ.