Estudio de académicos UNAB señala que la desigualdad y la vulnerabilidad aumenta el riesgo de sufrir psicosis temprana
Una investigación realizada por académicos de la UNAB en colaboración con el Ministerio de Salud identificó que el riesgo de esta condición crece cuando los niños nacen en ciudades y sus padres tienen bajo nivel educativo o viven en condiciones de desventaja social.
Un análisis que abarca más de 5 millones de nacimientos en Chile desafía la idea tradicional de que crecer en zonas urbanas eleva directamente el riesgo de psicosis temprana. Esta es una condición en la que la persona experimenta cambios que dificultan distinguir lo real de lo que no lo es, y su aparición temprana tiene implicancias significativas en el desarrollo y el bienestar futuro.
La investigación, liderada por el Programa de Salud Mental Global del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello en colaboración con el Ministerio de Salud, fue publicada recientemente en The Lancet Regional Health – Americas y entrega una mirada matizada sobre la relación entre entorno urbano y salud mental.
El estudio conformó una cohorte nacional de personas nacidas entre 1992 y 2012 y vinculó esos registros con diagnósticos confirmados de primer episodio de psicosis entre 2005 y 2022. Los resultados muestran que nacer en áreas urbanas no se asocia de manera independiente con un mayor riesgo de desarrollar psicosis no afectiva. Sin embargo, el panorama cambia cuando se incorpora la situación social de los padres: el riesgo aumenta de manera significativa en quienes nacen en ciudades y provienen de familias con bajo nivel educativo.
La desigualdad como factor que amplifica el riesgo
Según los autores, esta interacción evidencia que las condiciones de desigualdad pueden amplificar la vulnerabilidad en entornos urbanos, especialmente en contextos donde el crecimiento urbano avanza rápidamente y las brechas sociales persisten.
La investigación también detectó que el efecto es más marcado cuando la madre o el padre no finalizaron la educación escolar, lo que sugiere que la desventaja educativa opera como un indicador relevante de privación social.
Franco Mascayano, autor principal del estudio y director del Programa de Salud Mental Global del Instituto de Salud Pública UNAB, señala que los resultados “desafían la idea simplificada de que ‘la ciudad aumenta el riesgo’, mostrando que el factor crítico puede residir en la desventaja social en contextos urbanos que se transforman rápidamente”.
El carácter nacional del estudio y la magnitud de los datos lo convierten en una contribución inusual en América Latina, donde son escasas las investigaciones poblacionales de gran escala que examinan determinantes sociales del riesgo de psicosis
Hasta el momento, la evidencia disponible proviene mayoritariamente de países de altos ingresos, cuya realidad social y urbana difiere considerablemente de la chilena.
Hacia nuevas políticas públicas
Por tanto, los investigadores plantean que estos resultados permiten avanzar hacia una comprensión más contextualizada de la salud mental y subrayan la necesidad de políticas públicas que integren la dimensión social en la prevención. “Fortalecer la educación parental, mejorar las condiciones de vida en barrios urbanos y asegurar acceso oportuno a servicios de salud mental se perfilan como medidas que podrían reducir riesgos en los grupos más vulnerables” sostiene Mascayano.
El estudio concluye que la urbanización, por sí sola, no explica el desarrollo de psicosis temprana. En cambio, su interacción con la desigualdad social es determinante, un hallazgo que invita a mirar la salud mental desde una perspectiva más amplia y acorde al contexto latinoamericano.
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