Estudiantes de Medicina Veterinaria UNAB promueven bienestar animal y tenencia responsable en el Refugio Noé
Estudiantes de la Universidad Andrés Bello, liderados por la académica Dra. Ana Francisca Soto, visitaron el Refugio Noé para realizar exámenes médicos a perros rescatados. La actividad destacó por su enfoque en la tenencia responsable y el bienestar animal.
Un grupo de estudiantes de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello, acompañados por la Dra. Ana Francisca Soto, académica de la institución, visitaron recientemente el Refugio Noé, ubicado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Allí realizaron un operativo para promover el bienestar animal y la tenencia responsable.
El refugio, que se financia a través de donaciones y está a cargo de voluntarios, alberga actualmente a 19 perros, la mayoría de ellos adultos mayores. El objetivo principal de la visita fue realizar exámenes sanguíneos a estos canes, un ejercicio fundamental para diagnosticar condiciones de salud a tiempo.
“Los exámenes son fundamentales para asegurar la calidad de vida de estos perros senior”, comentó la Dra. Soto, quien organizó la actividad. “Gracias a una campaña en redes sociales, logramos reunir los fondos necesarios para financiar los chequeos”.
Una experiencia de aprendizaje en terreno
La visita no solo benefició a los perros, sino que también fue una valiosa oportunidad de aprendizaje para estudiantes de 1°, 3° y 5° año de la carrera de Medicina Veterinaria. “Los estudiantes ponen en práctica lo aprendido en sus clases. Dependiendo del año académico, pueden apoyar en diversas labores durante la actividad, como realizar examen físico a los perros o tomas de muestra”, explicó la Dra. Soto.
Para el estudiante Esteban Reyes, esta experiencia reforzó su formación profesional. “Lo que más destaco es la disposición y motivación de los profesores. Nos ayudaron a mejorar nuestras técnicas y habilidades, lo que es clave para brindar la mejor atención a nuestros futuros pacientes”, señaló.
Compañerismo y bienestar animal
Uno de los aspectos más relevantes de esta actividad fue la colaboración entre estudiantes de diferentes generaciones. “Los estudiantes de quinto año guían a los más jóvenes en el desarrollo de los procedimientos”, destacó la Dra. Soto, agregando que de esta forma refuerzan también su propio conocimiento y el trabajo en equipo.
Esta actividad voluntaria no solo promueve el compañerismo entre los estudiantes, sino que también fortalece su rol como futuros médicos veterinarios. Así lo explica la Dra. Soto:
El trabajo en terreno es distinto al realizado en las clínicas de la UNAB, por lo que es una experiencia nueva para la mayoría de los estudiantes y una oportunidad para transmitirles la posibilidad que tenemos como médicos veterinarios de realizar ayuda social y reforzar los ejes de la tenencia responsable y el bienestar animal. Y esto es fundamental, especialmente en animales vulnerables, como los que habitan en refugios.
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