Especialista advierte sobre los efectos psicológicos del confinamiento
La directora de la Clínica Psicológica de la sede Concepción, María José Millán, advierte que es clave ocuparse desde ya de problemas de salud mental que se puedan advertir. El no hacerlo oportunamente podría impactar en un agravamiento del cuadro.
Al enfrentar la pandemia se ha relevado inicialmente, y como es natural, a la emergencia sanitaria y posteriormente a las problemáticas económicas que las cuarentenas y el confinamiento han traído consigo. Sin embargo, se han perdido de vista los importantes efectos psicológicos que la población está comenzando a padecer después de enfrentarse tanto al temor del contagio como las medidas utilizadas para evitarlo.
La psicóloga y directora dela Clínica Psicológica Capsi, de la sede Concepción de la Universidad Andrés Bello, María José Millán, explica que al revisar investigaciones, realizadas en poblaciones expuestas a otros virus potencialmente mortales, se ha observado una alta prevalencia de síntomas de ansiedad, depresión, estrés agudo, burnout, estrés postraumático, especialmente en personas que trabajan directamente en el cuidado de pacientes contagiados.
«Se observan también, altos índices de síntomas de depresión, ansiedad, somatizaciones y estrés en la población general, incluso meses y años después de haber superado la crisis sanitaria. Estas problemáticas se agravan en la medida que se asocien a otros factores de estrés como pérdida de la fuente de ingresos, contagios cercanos, sensación de exposición en la vida cotidiana (trabajos que exijan contacto estrecho con público, largos viajes en transporte público sin posibilidad de distanciamiento social), espacios de confinamiento reducidos, sobrecarga, entre otros».
«Estas problemáticas se agravan en la medida que se asocien a otros factores de estrés como pérdida de la fuente de ingresos, contagios cercanos, sensación de exposición en la vida cotidiana»
Para la especialista, pese a que la cuarentena y/o el confinamiento puede ser la forma más efectiva de prevenir los contagios, también «tiene efectos negativos sobre la salud mental de quienes se ven sometidos a ellos, podrían presentar trastornos emocionales, depresión, estrés, bajo estado de ánimo, irritabilidad, insomnio, síntomas de estrés postraumático; ira, y agotamiento emocional. Una vez superada la emergencia podrían presentar temor y dificultad para abandonar el desconfinamiento y retomar las actividades fuera del hogar».
Estas investigaciones muestran que junto con medias sanitarias es necesario tomar medidas psicosociales que prevengan los efectos que la actual emergencia de salubridad está generando en las personas. «Se ha constatado que es especialmente útil para mitigar los efectos del aislamiento y el temor constante al contagio, hacer uso efectivo de servicios de apoyo psicológico a distancia, que permitan a la población tener espacios donde puedan procesar lo que están viviendo de forma saludable y aprender a modular las emociones que le inundan en este momento», advierte.
«Una vez superada la emergencia las personas podrían presentar temor y dificultad para abandonar el desconfinamiento y retomar las actividades fuera del hogar.
Otros de los efectos que se pueden observar producto del confinamiento es el aumento de las denuncias de violencia intrafamiliar, este sentido es trascendental ofrecer apoyo oportuno a las víctimas, que permita suspenderla rápidamente y comenzar medidas de reparación tanto para personas adultas como para niños.
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Algunas medidas útiles para disminuir los posibles efectos psicológicos de la situación actual son:
- Evitar la sobre información respecto a los avances del virus y a los efectos que está teniendo en otras áreas de la sociedad, como por ejemplo el aumento de la delincuencia.
- Conocer y aplicar adecuadamente medidas de autocuidado.
- Reservar un tiempo para realizar actividades placenteras diariamente.
- Alimentarse de forma saludable (mantener horarios de alimentación, evitar la sobreingesta, consumir una dieta balanceada, dentro de lo posible)
- Mantener relaciones sociales satisfactorias, comunicarse con amigos y familiares.
- Fomentar una comunicación constructiva con quienes comparte constantemente.
- Observar cambios en el comportamiento de los integrantes del hogar, en especial de niños y niñas.
- Establecer rutinas con horarios diferenciados de trabajo/ estudio y esparcimiento.
- Centrar la atención en los factores que están dentro del radio de control (medidas higiénicas personales, uso de elementos de protección, etc) en lugar de los factores que se vivencian como incontrolables (número de aumento de casos, cantidad de camas disponibles).
- Observar el consumo excesivo de alcohol, otras drogas, etc.
- Regular la cantidad de horas frente a elementos electrónicos, como medios de entretención.