Equipo liderado por astrofísico UNAB capta primera imagen ampliada de una estrella supergigante fuera de nuestra galaxia
Astrónomos liderados por Keiichi Ohnaka, astrofísico de la Universidad Andrés Bello, toman por primera vez una imagen en primer plano de una estrella fuera de la Vía Láctea. El avance, logrado con tecnología de última generación de la ESO, revela detalles sobre el proceso de muerte estelar de WOH G64, una supergigante roja en la Gran Nube de Magallanes.
“Por primera vez, hemos logrado tomar una imagen ampliada de una estrella moribunda en una galaxia fuera de nuestra propia Vía Láctea”, afirma Keiichi Ohnaka, investigador del Instituto de Astrofísica de la Universidad Andrés Bello y líder del equipo de investigadores que hizo posible este logro. Ubicada a 160.000 años luz, la estrella WOH G64 fue fotografiada con una nitidez sin precedentes gracias al Interferómetro del Very Large Telescope (VLTI) del European Southern Observatory (ESO).
“Descubrimos una envoltura en forma de huevo que rodea muy de cerca a la estrella”, declara Ohnaka, autor principal del estudio publicado en la revista Astronomy & Astrophysics. “Estamos emocionados porque esto puede estar relacionado con la drástica eyección de material de la estrella moribunda antes de una explosión de supernova”.
Este avance es un hito en la astronomía, ya que -hasta ahora- la observación detallada de estrellas en otras galaxias suponía un desafío extremo debido a la distancia.
El equipo de investigadores liderados por el astrofísico UNAB Keiichi Ohnaka, está compuesto por Karl-Heinz Hofmann, Gerd Weigelt y Dieter Schertl, del Instituto Max Planck de Radioastronomía, en Alemania; Jacco Th. van Loon, de la Universidad de Keele, en Reino Unido; y Steven R. Goldman, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, en Estados Unidos.
Una estrella supergigante
WOH G64 se encuentra dentro de la Gran Nube de Magallanes, una de las pequeñas galaxias que orbita la Vía Láctea. La comunidad astronómica la estudia desde hace décadas y la bautizaron como la “estrella gigante”. Con un tamaño 2.000 veces mayor que el del Sol, WOH G64 está clasificada como una supergigante roja.
El equipo de Ohnaka llevaba mucho tiempo interesado en esta estrella gigante. En 2005 y 2007, utilizaron el VLTI de ESO, ubicado en el desierto de Atacama para aprender más acerca de sus características, y continuaron estudiándola en los años posteriores. Pero conseguir una imagen real de la estrella seguía siendo algo difícil de alcanzar.
Eso, hasta que se desarrolló GRAVITY, uno de los instrumentos de segunda generación del VLTI, que permitió registrar una imagen ampliada, previamente imposible. Después de comparar sus nuevos resultados con el modelo computacional anterior de WOH G64, se sorprendieron al descubrir que la estrella se había vuelto más tenue durante la última década.
Testigos de un final
“Hemos descubierto que la estrella ha experimentado un cambio significativo en los últimos 10 años, lo que nos brinda una oportunidad única de presenciar la vida de una estrella en tiempo real”, afirma Gerd Weigelt, profesor de astronomía en el Instituto Max Planck de Radioastronomía en Bonn (Alemania) y coautor del estudio.
En sus etapas finales de vida, las supergigantes rojas como WOH G64 se desprenden de sus capas externas de gas y polvo en un proceso que puede durar miles de años. “Esta estrella es una de las más extremas de su tipo, y cualquier cambio drástico puede acercarla a un final explosivo”, añade el coautor Jacco van Loon, director del Observatorio Keele de la Universidad de Keele (Reino Unido) que ha estado observando WOH G64 desde la década de 1990.al
El equipo cree que estos materiales lanzados por la estrella también pueden ser responsables del oscurecimiento y de la forma inesperada de la envoltura de polvo que la rodea. La nueva imagen muestra que la envoltura está estirada, lo que sorprendió al equipo, que esperaba una forma diferente basada en observaciones anteriores y modelos computacionales. El equipo cree que la forma de huevo de la envoltura podría explicarse por la influencia de una estrella compañera aún no descubierta.
“Para comprender lo que está sucediendo en la estrella, serán fundamentales las observaciones de seguimiento similares que se lleven a cabo con instrumentos de ESO”, concluye Ohnaka.
La tecnología detrás del hallazgo
El Interferómetro del Very Large Telescope (VLTI) de ESO es capaz de combinar la luz recogida por los telescopios del VLT, ya sea en las cuatro unidades de telescopio de 8 metros o en los cuatro telescopios auxiliares más pequeños, creando imágenes muy detalladas del cosmos. Esto convierte al VLTI en un telescopio “virtual” con una resolución equivalente a la distancia máxima entre los telescopios individuales.
La primera generación de instrumentos, como MIDI, permitió observaciones pioneras, hasta la llegada de GRAVITY, un instrumento de segunda generación capaz de combinar la luz de cuatro telescopios. Su sensibilidad y resolución mejoradas hicieron posible la imagen de WOH G64.
Sin embargo, a medida que WOH G64 se va volviendo más tenue, la captura de imágenes ampliadas se vuelve cada vez más difícil, incluso para el VLTI. Las actualizaciones tecnológicas, como el futuro GRAVITY+, prometen superar estas limitaciones y hacer posible la observación de objetos más débiles y lejanos.
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