El Sur | Columna de opinión: Día del Migrante: migrar sin habitar, exclusión persistente
Rosa Villarroel, directora de la carrera de Trabajo Social de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar, analizó los problemas de los migrantes respecto al acceso a la vivienda.
En una columna publicada el 20 de diciembre por El Sur, la directora de la carrera de Trabajo Social de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar, Rosa Villarroel, analizó los problemas que viven los migrantes en Chile.
La académica señaló que «En Chile, la discusión sobre el acceso a suelo y a la vivienda suele reducirse a cifras, catastros y debates técnicos, transformando conflictos profundamente sociales en meros problemas de mercado».
«Sin embargo, desde una perspectiva de derechos humanos surge una pregunta ineludible: ¿Qué ocurre cuando el derecho a la vivienda digna y el derecho a la movilidad humana colisionan con un modelo urbano que concibe el territorio como activo financiero y no como soporte de vida?», cuestiona Villarroel.
La movilidad humana no se limita a la migración internacional. Incluye también desplazamientos internos forzados, expulsiones territoriales silenciosas y estrategias de sobrevivencia.
La experta añadió que «en un contexto de alto déficit habitacional, la búsqueda de suelo no responde a una elección individual, sino a una res puesta colectiva frente a la incapacidad estructural del Estado de garantizar condiciones mínimas para habitar dignamente».
«En este escenario, muchas personas migrantes terminan viviendo en campamentos y sentamientos precarios, espacios que suelen ser leídos desde el estigma ola ilegalidad, pero que en realidad expresan una profunda desigualdad», explicó Villarroel.
La académica indicó que «los migrantes no solo se desplazan geográficamente, sino que reconstruyen proyectos de vida, generan arraigo y buscan pertenencia. Cuando el acceso a la vivienda depende exclusivamente del mercado, este derecho se vuelve frágil y excluyente».
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