19 Febrero 2025

El Mostrador | Romper el techo de cristal: los desafíos de la participación femenina en la alta dirección

La directora de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, Lilian San Martín Medina, hace una reflexión sobre este asunto de relevancia.

La presencia femenina en la alta dirección aporta perspectivas diversas, mejora la toma de decisiones y fomenta la innovación.

El fenómeno del “techo de cristal”, que impide el avance de mujeres calificadas a posiciones de poder, es una barrera que debe ser superada para aprovechar todo el potencial de la diversidad de género.

La participación de mujeres en altos cargos directivos es crucial no solo poralta dirección equidad.

Sino por los beneficios que aporta a las empresas en términos de rentabilidad y sostenibilidad.

Estudios demuestran que las empresas con mayor representación femenina en sus consejos directivos obtienen mejores resultados financieros.

Y que la diversidad de género en los consejos de administración se asocia con mejor calidad en las discusiones y mayor control sobre las acciones de gestión, impactando positivamente la rentabilidad.

Pero la evidencia sugiere que las habilidades de las mujeres en los consejos de administración son subestimadas. Existen sesgos basados en estereotipos.

Ejemplos de alta dirección

En México, las mujeres en los consejos de administración alcanzan solo el 4.56%. El 3% de las mejores empresas son lideradas por mujeres.

En Colombia, el 9% de los miembros de las juntas directivas son mujeres. El 11% de las empresas tienen una mujer como CEO.

En Chile en el 2024, la participación de las mujeres en cargos de alta dirección presenta avances y desafíos.

En el sector público, los nombramientos femeninos a través del Sistema de Alta Dirección Pública alcanzaron un récord histórico del 41%, con 182 mujeres designadas, situando a Chile al nivel promedio de los países de la OCDE en este ámbito.

Sin embargo, en el sector privado, el Índice de Mujeres en Alta Dirección (IMAD) 2024 evidenció un estancamiento en la representación femenina.

Con una proporción del 24% en puestos de directorio y primera línea ejecutiva, mostrando una desaceleración en el crecimiento respecto a años anteriores.

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