12 Mayo 2025

El Mostrador | La maternidad no puede ni debe transitarse en soledad

La docente de Obstetricia de UNAB, sede Concepción, Claudia Fernández, abordó este tema desde la perspectiva de la salud mental materna.

“La maternidad no puede ni debe transitarse en soledad” es el tema que abordó Claudia Fernández, docente de Obstetricia UNAB, sede Concepción.

Según datos del INE, en 2024 se registraron 135.539 nacimientos en Chile.

Aunque esta cifra suele interpretarse como una señal de alerta frente a la continua disminución de la tasa de natalidad, cuando hablamos de salud mental materna es preciso mirar estos números desde otra perspectiva.

Detrás de cada uno de esos nacimientos hay una mujer que atraviesa un proceso de transición: el embarazo, parto y puerperio.

Son 135 mil mujeres que comienzan a transitar una etapa profundamente transformadora y vulnerable de sus vidas, llena de desafíos emocionales, físicos, sociales y mentales.

Mujeres que necesitan ser acompañadas, sostenidas y protegidas de forma respetuosa.

Si bien no todas estas madres tendrán algún diagnóstico en salud mental, unmaternidad estudio denominado “Salud mental en madres en el período perinatal” publicado el año 2021 en nuestro país indica que la prevalencia de depresión a las ocho semanas postparto es de 20,5%.

Maternidad y salud mental en cifras

Mientras que un 41,3% de las mujeres presentaría sintomatología depresiva y/o ansiosa entre los 2 y 3 meses posparto.

La depresión postparto tiene diversas consecuencias negativas, como mayor prevalencia de conductas de riesgo en las madres, alteraciones en la interacción madre-bebé y problemas en el desarrollo cognitivo y socioemocional del niño.

Por ello, la promoción del bienestar emocional y el diagnóstico precoz son esenciales.

Entonces, cabe preguntarse: ¿Estamos realmente construyendo un entorno social, laboral y cultural que valore, acoja y sostenga la maternidad?

La Red Chilena de Salud Mental Perinatal ha advertido sobre múltiples barreras que afectan directamente el bienestar de las madres.

La invisibilización del trabajo de crianza, la desigualdad en las licencias parentales, la escasa cobertura de salas cuna y jardines infantiles, la dificultad para acceder a empleos con horarios flexibles, y entornos laborales que aún discriminan la maternidad.

Espacios y reflexión

Ante este escenario, surge una nueva interrogante ¿es posible que, al identificar estos riesgos y limitaciones, muchas mujeres decidan postergar o incluso renunciar a su deseo de ser madres?

Un factor que, sin duda, podría estar influyendo en la sostenida disminución de la natalidad en nuestro país.

Es clave reflexionar sobre la urgencia de garantizar espacios de contención, cuidado y escucha para cada madre, reconociendo que su bienestar emocional individual es también parte fundamental de una sociedad más justa y saludable.

Y también hacer un llamado a la acción, a no olvidar que todos y todas tenemos un rol en este proceso. La maternidad no puede ni debe transitarse en soledad.

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