El Mostrador | Investigadora del Instituto de Políticas Económicas UNAB explica qué efectos hay en una sociedad que no se reproduce
La profesora Carla Guadalupi afirma que la caída en la tasa de natalidad tiene implicancias sociales, económicas y políticas.
En una columna de opinión escrita para El Mostrador, la profesora Carla Guadalupi, investigadora del Instituto de Políticas Económicas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello, explica qué efectos se avizoran en una sociedad que no se reproduce y, en consecuencia, no genera el necesario reemplazo generacional.
«Chile enfrenta un giro demográfico sin precedentes. En 2023, la Tasa Global de Fecundidad (TGF) cayó a 1,16 hijos por mujer, la más baja de la historia del país y una de las más bajas del mundo. Solo catorce países registran tasas inferiores. Este indicador, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer), sitúa al país en una posición crítica», escribe Guadalupi.
A renglón seguido, explica que el número de nacimientos ha seguido la misma trayectoria descendente, pues en 2022 se registraron 189.303 nacimientos —un alza momentánea atribuida al «efecto rebote» pospandemia—, pero en 2023 la cifra cayó a 174.067 nacimientos, una baja del 8% en solo un año.
Según propone, «este fenómeno no es solo un dato técnico: tiene implicancias sociales, económicas y políticas profundas. Afecta la estructura de la población, las finanzas públicas y el modelo de desarrollo. En otras palabras, interpela al país. No es solo un problema económico, sino un desafío que requiere un enfoque integral. Tener hijos es, en el fondo, un ejercicio de esperanza en el futuro, y los jóvenes necesitan recuperar esa esperanza. Para que esto sea posible, deben sentirse respaldados por una sociedad que les ofrezca estabilidad y oportunidades».
Desde su análisis, revertir esta tendencia no es fácil, pero tampoco imposible. Como ejemplo, menciona el caso de Francia, que combina licencias parentales generosas, subsidios por hijo y un sistema universal de cuidado infantil. «Los países nórdicos también apuestan por la igualdad de género, la corresponsabilidad en la crianza y el acceso universal a servicios públicos», agrega.
Como propuesta, afirma que «en Chile, una política efectiva debe partir de una visión estructural que abarque desde el diseño del sistema educativo hasta la organización del mercado laboral».
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