El Mostrador | Innovación en la formación profesional: el profesional en forma de V | Columna de Katiuska Reynaldos
En su columna de opinión, la Dra. Katiuska Reynaldos, académica del Doctorado en Ciencia de Enfermería UNAB, señala que que el profesional en forma de V permite optimizar la atención sanitaria, innovar en investigación, en enseñanza, en la práctica y en la política, siendo un socio clave en la solución de las necesidades de la sociedad.
Dra. Katiuska Reynaldos Grandos, académica del Doctorado en Ciencia de Enfemería UNAB
Tradicionalmente la formación entregada por la educación superior tiene como resultado una profesión, basada en un cuerpo de conocimientos para formar profesionales capaces de pensar, actuar y tomar decisiones con integridad.
Si posteriormente hay consecución con formación continua para optimizar las competencias profesionales, se desarrolla “profundización de una disciplina”, como lo son carreras de negocios, derecho, ingeniería o enfermería, que Daniel Oerther y Mary Ellen Glasgow, recientemente, describen como el profesional en forma de I, que refleja el aumento de conocimiento específico en un área específica.
Cuando se combina una disciplina principal con una competencia de una disciplina secundaria, se genera el profesional en forma de T. Más allá de los profesionales en forma de I, el profesional en forma de «T» es muy requerido debido a la formación adicional que le proporciona la capacidad de trabajar «entre» disciplinas. Esta generación de profesional con forma de T es lo que comúnmente se conoce como un enfoque «interdisciplinario», a veces también conocido como «multidisciplinario» o «interdisciplinario”. Un ejemplo de ello es la profesión de enfermería que es ampliada con el aprendizaje de otras disciplinas secundarias, como ciencias empresariales, políticas, sociales etc. Hay variadas combinaciones posibles de disciplinas que también pueden contribuir a la formación de profesionales en forma de T. Por ejemplo, los abogados pueden aprender algunos conocimientos de enfermería para mejorar la práctica jurídica especializada en el ámbito de la salud. La formación formal puede ser mediante educación continua o un magíster. La recomendación internacional es que el profesional de la enfermería en forma de T debe ser formado por un profesorado de diferentes disciplinas, pero todos ellos dependientes de una escuela de enfermería.
Adicionalmente, investigadores han postulado un modelo alternativo que es diferente de los conceptos en forma de I y forma de T. La innovación es la generación de la «enfermera+ingeniera”, siendo un prototipo del profesional «en forma de V». La enfermera+ingeniera no adopta un enfoque interdisciplinar, sino la combinación intencionada de la disciplina de la enfermería más la disciplina de la ingeniería, por lo que la suma es mayor que sus partes, también conocida como «convergencia» con un enfoque «transdisciplinario». Existen programas en Estados Unidos que han asumido este desafío fundamentando que este profesional en forma de V debería ser capaz de: (a) diseñar e implementar nuevos equipos, tecnologías, así como sistemas; (b) establecer entornos seguros de atención al paciente c) garantizar la seguridad de los datos; y d) desarrollar tecnologías de la información eficaces para la comunicación enfermera-paciente.
Sin duda, esta revolución se ha afianzado en época de pandemia y se ha comprobado que el profesional en forma de V permite optimizar la atención sanitaria, innovar en investigación, en enseñanza, en la práctica y en la política, siendo un socio clave en la solución de las necesidades de la sociedad.