16 Octubre 2025

El Mostrador | Dieta mediterránea: alimentación que podría reducir hasta un 30% riesgos cardiovasculares

Felipe Díaz-Toro, académico de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello, sede Santiago, explicó los beneficios que tiene una dieta mediterránea para el ser humano.

La dieta mediterránea es mucho más que una forma de comer. Representa un estilo de vida equilibrado, social y culturalmente enriquecedor, originado en los países de la cuenca del Mediterráneo y que colabora en la protección del corazón y prolonga la vida.

Este modelo alimentario se basa en un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, utilizando el aceite de oliva extra virgen como principal fuente de grasa. Además, promueve un consumo moderado de pescado, productos lácteos y vino tinto en adultos y con moderación, y desaconseja la ingesta frecuente de carnes rojas y alimentos ultraprocesados.

El académico de la Facultad de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, Felipe Díaz-Toro, explica que “uno de los estudios más importantes, el ensayo clínico Predimed, mostró que las personas que seguían este tipo de alimentación, enriquecida con aceite de oliva extra virgen o frutos secos, tenían un 30% menos de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares en comparación con quienes seguían una dieta baja en grasas”.

La evidencia científica ha demostrado de forma consistente que seguir una dieta mediterránea contribuye significativamente a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, los beneficios de este patrón alimentario no se limitan solo al corazón. Según el investigador, “un análisis realizado en más de 448 mil personas del estudio UK Biobank reveló que quienes mantenían una alta adherencia a la dieta mediterránea presentaban un menor riesgo de muerte por cualquier causa, y vivían entre 2,9 y 4,1 años más que aquellas personas con baja adherencia. Estos efectos podrían explicarse por su capacidad para mejorar los perfiles metabólicos, reducir la inflamación sistémica y favorecer un microbiota intestinal más saludable”.

Díaz-Toro destaca que los efectos de la dieta mediterránea también podrían variar entre hombres y mujeres. “En mujeres, una baja adherencia se asocia con un riesgo significativamente mayor de muerte prematura, lo que sugiere que este grupo podría beneficiarse especialmente de incorporar este tipo de alimentación en su vida diaria. En los hombres, si bien los beneficios también son claros, parecen estar más influenciados por factores metabólicos o conductuales”, explica.

Adoptar la dieta mediterránea no requiere cambios drásticos, sino decisiones cotidianas sostenibles. El investigador recomienda preferir el aceite de oliva por sobre la mantequilla, reemplazar harinas refinadas por integrales, aumentar el consumo de vegetales y legumbres, y reducir la ingesta de carnes procesadas.

En cuanto al consumo de alcohol, el especialista aclara que “el vino tinto puede incluirse en cantidades moderadas, una copa diaria en adultos sanos, aunque no es obligatorio, y se desaconseja en personas con enfermedades, riesgo cardiovascular elevado o antecedentes de alcoholismo”. “Este patrón alimentario no solo mejora la salud física, sino que también contribuye a un envejecimiento más saludable, una mejor calidad de vida y una mayor longevidad”, concluye el Dr. Díaz-Toro.

Más allá de ser una dieta, este modelo promueve hábitos saludables, el disfrute de las comidas en compañía y la conexión con los alimentos. Incorporar la dieta mediterránea a la vida diaria no solo mejora la salud del corazón, sino que contribuye a un envejecimiento activo y a una mejor calidad de vida en general.

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