El Mostrador | De lo dulce y agraz del reajuste de la pensión de alimentos
Valentina Cárdenas, coordinadora académica de la Clínica Jurídica sede Santiago, de la Facultad de Derecho, se refiere en esta columna de El Mostrador sobre la próxima alza en el monto de la pensión alimenticia.
Este 2024 pareciera que el invierno no solo nos traerá un clima antojadizo y frío extremo, sino que, para endulzar la temporada de heladas será acompañado con el dulce aumento del sueldo mínimo en Chile. Lo anterior no es nada nuevo, ya nos hemos enfrentado a diversos aumentos del ingreso mínimo mensual y en julio de este año alcanzará los $500.000.
Ello no solo produce, como consecuencia, sonrisas en los trabajadores, sino que también afectará otras figuras jurídicas relevantes, como es la pensión de alimentos.
Si bien esta pensión no aplica solo respecto de los padres y sus hijos, al parecer esta versión suele ser la más connotada entre sus pares. En este contexto, entenderemos esta figura como la obligación económica que tienen los padres respecto de sus hijos, fijada o aprobada judicialmente, de procurar la manutención de estos y cubrir con sus necesidades, lo que incluye alimentación, educación, salud, actividades de esparcimiento, entre otros.
Para determinar esta pensión se observan diferentes factores, entre ellos las necesidades de los niños, niñas o adolescentes y la capacidad económica de los progenitores. La ley también fija un mínimo de pensión para los hijos: para el caso de uno solo la contribución mínima se establece en el 40% del ingreso mínimo; en el caso de dos o más, en un 30%. Por lo anterior, los cambios que se avecinan afectan el monto de la pensión mínima actual ya que, como el ingreso mínimo pronto alcanzará los $500.000, la pensión de alimentos aumentará a $200.000 si es un hijo, lo que genera un gran avance.
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