El Mostrador | Columna de opinión: Los costos de perder un data center
La implementación de un sistema más ágil de evaluación, que incluya plazos máximos para decisiones, podría ser un paso hacia adelante, plantea la directora del Magíster en Gestión de Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones Facultad de Ingeniería UNAB, Mailyn Calderón.
Polémica generó semanas atrás el anunció de la empresa de tecnología Google de suspender el proyecto de Data Center que se alojaría en la comuna de Cerrillos. Según recogió la prensa nacional, la filial de Google en Chile, Inversiones y Servicios Dataluna, informó a la Dirección Regional del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región Metropolitana la decisión de no continuar con el diseño original de la iniciativa, que bordeaba los US $200 millones.
Esta decisión tiene múltiples aristas, la que aborda en una columna de opinión la investigadora de la UNAB, Mailyn Calderón, directora del Magíster en Gestión de Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones de la Facultad de Ingeniería.
«Es importante reconocer que la comunidad local expresó inquietudes legítimas sobre el impacto ambiental del proyecto. Los data centers requieren un consumo elevado de recursos, especialmente agua y energía, y esto es complejo en un país que ya enfrenta desafíos de escasez hídrica. Esto ha generado un debate sobre la necesidad de equilibrar el desarrollo económico con la protección del medio ambiente y la importancia de agilizar los procesos de aprobación para atraer inversiones. La pausa del proyecto de Google expone la necesidad de optimizar estos procesos», dice la profesora Calderón en la columna enviada a El Mostrador.
Planteado lo anterior, matiza con el hecho de que la llegada de Google prometía no solo empleo directo, sino también la creación de trabajos indirectos en sectores como la construcción, la logística y los servicios. Además, este proyecto representaba una oportunidad significativa para impulsar la industria tecnológica en Chile.
Es por esto, prosigue, «esta pausa ofrece la oportunidad de repensar cómo se gestionan los proyectos de infraestructura en Chile. La implementación de un sistema más ágil de evaluación, que incluya plazos máximos para decisiones, podría ser un paso hacia adelante. Agilizar estos procesos es esencial para garantizar que Chile siga siendo un competidor en la atracción de inversiones, mientras se protege el bienestar de las comunidades y el medio ambiente».
Puedes leer la columna completa en este enlace.