07 Febrero 2025

El Mercurio| Mayoría respalda actuar de policías y un 64% cree que guardias municipales deberían portar armas

Los resultados del tercer sondeo “Percepciones ciudadanas frente el uso de fuerza policial” del Instituto UNAB de Políticas Públicas fueron destacados en el diario El Mercurio.

¿Cuándo la policía puede usar sus armas de fuego? ¿Cómo es evaluada su actuación en materia de orden público? ¿Cuál es su nivel de aceptación?

Estas son algunas de las interrogantes planteadas por una encuesta elaborada por el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (UNAB) que busca conocer la percepción de los ciudadanos frente a situaciones en las que se podría requerir la utilización de estas herramientas o de otros recursos asociados al uso de la fuerza.

Así, el 65% de los consultados dijo tener una percepción favorable respecto de cómo la policía actúa en materia de control de orden público y un 82% sostuvo que cuando «la policía da órdenes ajustándose a sus protocolos», los ciudadanos «tienen la responsabilidad moral de obedecer» -54% estuvo «muy de acuerdo» con la premisa -.

No obstante, frente a la pregunta de si sus decisiones y acciones «están influenciadas por presiones políticas», el 73% respondió afirmativamente.

En cuanto a los temas que representan un peligro para la seguridad, el narcotráfico y el crimen organizado están en la delantera, con 98% de los encuestados asignándoles un nivel alto de peligro, y, en ese sentido, la mitad se inclina por la creación de una cárcel de máxima seguridad para enfrentarlos.

Luego les siguen, en nivel de preocupación, ciberataques (78%), inmigración (73%), incendios y desastres naturales (69%) y pandemia u otras emergencias sanitarias (61%).

 

Cambio en el «enfoque» de la ciudadanía

Para Francisca Werth, exdirectora ejecutiva de la Fiscalía Nacional, estos resultados se pueden explicar porque «si nos vamos al 2019, en que teníamos otro contexto, de estallido social, relacionado a problemas distintos a los que nos aquejan hoy, la policía se vio muy tensionada en su interacción directa con la ciudadanía (…); hoy, pasan a tener un rol diferente y uno puede decir que están precisamente persiguiendo a ‘los malos».

«Es fácil identificarse con esa labor -agrega-, que es la que tradicionalmente les ha correspondido, más allá del orden público, del control de tránsito. Esta situación de delincuencia divide más a las personas en términos de los buenos y los malos».

Entre 2022 y 2024 se han registrado las cifras más altas de delitos violentos, junto con las mayores tasas de homicidios y un incremento en el uso de armas de fuego para cometer estos crímenes, lo que se manifiesta en un aumento en los índices de temor a la delincuencia, enfatiza el investigador de Libertad y Desarrollo, Daniel Rebolledo.

«Esto ha provocado un cambio en el enfoque de la ciudadanía, la que, teniendo en vista la enorme crisis de seguridad pública por la que atravesamos, vuelve a valorar el trabajo que hacen las policías», afirma el investigador.

Por su parte, el director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas de la UNAB, Raúl Figueroa, comenta que «el sondeo da cuenta de un sistemático apoyo a la labor que ejerce Carabineros en el control del orden público y de una confianza en las instituciones para realizar esa tarea, lo que se ve reflejado, por ejemplo, en un mayor rechazo a la idea de hacer justicia por mano propia».

Así, frente a la hipótesis de que, si una persona es descubierta cometiendo un delito, «está bien que los ciudadanos la detengan y hagan justicia», el 52% se opone -con 40% de los encuestados en desacuerdo- y el 44% lo aprueba -donde 29% está de acuerdo-,

También asegura que los resultados respecto del crimen organizado como la mayor amenaza que percibe la ciudadanía, estima que ello «debiese darle mayor urgencia a la legislación en curso sobre el Sistema de Inteligencia del Estado».

 

Uso de armas: particulares, guardias municipales y policías

«Los guardias e inspectores municipales debieran poder usar armas de fuego, siendo debidamente capacitados para ello». Frente a esta consulta, el 64% de los encuestados respondió estar «de acuerdo» o «muy de acuerdo».

Al respecto, Figueroa sostiene que «el amplio apoyo a la idea de autorizar el uso de armas de fuego a guardias municipales debidamente capacitados, así como el respaldo a la intervención de las Fuerzas Armadas en apoyo a las policías o el combate al crimen organizado, se puede entender como un incremento en la sensación de vulnerabilidad, que se vería aplacada con una mayor presencia de contingente disuasivo».

También se analizó si las personas «tienen derecho» a comprar armas de fuego en el caso de que pasen un examen psicológico, sean mayores de 18 años y cumplan con los otros requisitos que establece la ley. Este también es un tema dividido: mientras el 54% lo aprueba, el 44% lo rechaza.

En cuanto al actuar de la policía en distintos escenarios, por ejemplo, si una persona se niega al control de identidad, un grupo de personas bloquea el tránsito por alguna manifestación o es sorprendida en un saqueo, las percepciones mayoritarias fueron que se debe advertir de manera verbal, en los dos primeros casos, y, en el último de ellos, que se debe usar un arma no letal (luma, recarga eléctrica o balines).

En tanto, si el escenario es que un policía sea amenazado con cuchillo o revólver, por ejemplo, la mayoría cree que debe utilizar su arma de fuego en respuesta (52% y 89%).

 

Baja evaluación sobre políticas del Gobierno

El estudio igualmente evalúa la percepción respecto del desempeño del Gobierno en materia de seguridad pública, donde solo 4% le puso la máxima nota y 54% le dio el mínimo.

A juicio de Rebolledo, «frente a una delincuencia cada vez más violenta, el país parece contar con autoridades más enfocadas en vocerías y puestas en escenas que en resultados concretos. Lamentablemente, a pocas semanas de iniciarse el último año de mandato del Presidente Boric, es muy difícil que este panorama cambie», mientras Werth dice que «hay una mezcla en esta evaluación».

Plantea que «las políticas por las que el Gobierno ha optado, que me parece son correctas, son de largo plazo y van a dar frutos, bien implementadas, en el futuro, y, en un segundo lugar, es demasiada la intensidad con que se ha dado el fenómeno de la delincuencia, organizado, mezclado con otras cosas, como las incivilidades, los cambios culturales en torno a la migración, entre otros, y eso hace que haya un clima de inseguridad que hace muy difícil que la percepción cambie».