El Mercurio | Las «zonas sin niños» abren un debate sobre cuán discriminatoria puede ser esta medida
El sociólogo de la Universidad Andrés Bello, Mauro Basaure, indica que el fenómeno de las "zonas sin niños" refleja una perspectiva cada vez más individualista en las sociedades modernas, que prioriza el bienestar personal sobre el bienestar general.
La iniciativa de una madre en un vuelo entre Seúl y San Francisco desató un intenso debate en las redes sociales sobre la validez de fomentar «zonas sin niños». La madre repartió una pequeña bolsa con dulces y tapones para los oídos, junto con un mensaje que decía: «Intentaré estar quieto, pero no puedo prometer nada», como una disculpa anticipada por las posibles molestias que su hijo de 4 meses pudiera causar durante el vuelo.
Este gesto viralizado a fines del año pasado ha avivado la discusión entre los internautas, generando interrogantes sobre el derecho de los demás pasajeros a disfrutar de un vuelo tranquilo y la necesidad de proteger el bienestar de los niños. Para evitar situaciones incómodas, algunas aerolíneas asiáticas, como Malaysia Airlines o Singapore Airlines, ofrecen espacios reservados libres de niños por un pago adicional.
Esta tendencia no se limita al ámbito aeronáutico, ya que restaurantes, cafeterías, salas de cine, museos, plazas y parques en diferentes países también están adoptando políticas de «zonas sin niños».
Para el sociólogo de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, Mauro Basaure, este fenómeno refleja una perspectiva cada vez más individualista en las sociedades modernas, que prioriza el bienestar personal sobre el bienestar general.
Basaure sostiene que estas medidas buscan evitar las posibles «molestias» que ciertas situaciones o individuos podrían generar. Sin embargo, algunos críticos argumentan que estas políticas podrían constituir formas de discriminación e incluso ser anticonstitucionales, rozando los límites de lo permitido.
El debate sobre el lugar que los niños ocupan en la sociedad y la convivencia en espacios públicos continúa generando opiniones encontradas en todo el mundo. Mientras algunos defienden la necesidad de espacios libres de niños, otros abogan por crear entornos inclusivos.