El Mercurio de Valparaíso | Las alternativas al royalty que usan otras ciudades portuarias
El director de la carrera de Ingeniería en Marina Mercante de la U. Andrés Bello, Arturo Barahona, explicó las consecuencias de la implementación de un royalty portuario.
Un sorpresivo torbellino de opiniones que encendieron la controversia en el mundo marítimo portuario, desataron los proyectos de ley presentados por el senador Juan Ignacio Latorre y el diputado Luis Cuello. Estos proyectos con aproximaciones distintas al tema plantean la creación de un nuevo impuesto a la transferencia de carga, creando un royalty portuario.
Los recursos recaudados, expusieron en su minuto ambos parlamentarios, serían entregados a las ciudades con actividad portuaria para compensar el impacto que dichas faenas tienen en el desarrollo urbano.
Arturo Barahona, director de la carrera de Ingeniería en Marina Mercante de la U. Andrés Bello, explicó que «el royalty portuario es un modelo de pago periódico variable, calculado en función del volumen de actividad portuaria».
Su ventaja es que, como los pagos se ajustan de acuerdo a la actividad económica, convirtiéndose en un fuerte incentivo a la eficiencia y la mejora de infraestructura.
Sin embargo, el académico también advirtió que «su principal desventaja radica en la incertidumbre financiera que genera por la variabilidad de los ingresos».
Una de las alternativas propuestas por las diversas voces es implementar un sistema de pago fijo anual con cargo a los operadores.
«la desventaja es que se transforma en un incentivo a la ineficiencia, ya que el pago no está vinculado al volumen de actividad portuaria, lo que puede reducir la motivación para mejorar la eficiencia operativa», analizó Barahona.
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