28 Mayo 2025

El Mercurio | Carta al director de Manuel Reyes: Litio sin potasio

El académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAB explica que el proceso de extracción de litio, que se hace de manera directa, acorta significativamente los tiempos, pero deja fuera de cara al futuro un subproducto valioso.

El lunes 19 de mayo, el cuerpo Economía y Negocios de El Mercurio publicó un artículo que indica que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) se encuentra investigando el mercado del potasio, lo que, según el diario de circulación nacional, podría poner en riesgo el acuerdo entre Codelco y SQM por el litio.

Lo que sostiene la publicación es que el ente regulador de los mercados afirma que el acuerdo no establece que SQM acceda exclusivamente a la compra del 100% de la producción de cloruro de potasio, elemento que se usa para la producción de fertilizantes, cuya finalidad es el agro.

Diversas voces salieron a explicar los alcances de este punto.

Para el doctor en minería y académico de Ingeniería Civil en Minas de la Facultad de Ingeniería de la UNAB, Manuel Reyes, en medio de la creciente atención internacional sobre el litio como insumo estratégico para la transición energética, Chile ha apostado con fuerza por la extracción directa (DLE) como el modelo productivo futuro en sus salares.

Según explica en una carta escrita para El Mercurio, este proceso es más rápido y eficiente que la tradicional evaporación solar, pues permite extraer litio en días en lugar de años. Sin embargo, este cambio tecnológico trae consigo un efecto colateral poco discutido, pero profundamente relevante: la pérdida sistemática del potasio (K) como subproducto de valor.

El profesor Reyes dice que por ahora no vale la pena rescatar ese potasio. ¿Por qué? Según precisa, el precio del litio, incluso con su alta volatilidad (en algunos momentos variando más del 50% mensual), es decenas de veces superior al del potasio. Mientras el LCE (carbonato equivalente de litio) ha bordeado los US$15.000–20.000 por tonelada, el KCl se mueve en torno a los US$300–600. Así, desde una perspectiva puramente económica, diseñar el proceso para capturar el litio rápidamente, aunque se pierda el K, es la estrategia óptima. Cuanto más volátil es el precio del litio, más importante se vuelve minimizar el ciclo de producción para capturar márgenes positivos a tiempo. La DLE se adapta mejor a esta lógica que la evaporación solar.

«Históricamente, los procesos de evaporación solar no sólo concentraban litio; también permitían la recuperación progresiva de otros minerales presentes en la salmuera, entre ellos el potasio, el boro y el magnesio. En particular, el KCl (cloruro de potasio) se producía en grandes volúmenes como fertilizante, vendiéndose en mercados internacionales. Este aprovechamiento era posible porque las etapas naturales de evaporación inducían la cristalización progresiva de sales en función de sus concentraciones y solubilidades relativas», explica.

Ahora bien, Manuel Reyes concede que Chile opta por litio sin potasio porque el mercado así lo exige, pero, a larga no puede darse el lujo de tener una institucionalidad que no comprende los desafíos industriales del siglo XXI. «Si queremos capturar valor de largo plazo, tanto en el potasio como en la gobernanza del litio, necesitaremos más tecnología y menos burocracia», opina.