El Heraldo | Columna de opinión de Manuel Reyes: Límites y errores de la IA

«Límites y errores de la IA» se titula la columna de opinión en la que el ingeniero civil matemático y profesor de Ingeniería Civil en Minas de la U. Andrés Bello, Manuel Reyes, explica cómo funciona la inteligencia artificial generativa (Gen AI).

«Desde lo lúdico hasta lo profesional, su uso se ha sistematizado en múltiples dimensiones de la vida: niños transformando sus rostros en versiones al estilo Ghibli, médicos utilizando algoritmos para interpretar imágenes de resonancia magnética, estudiantes que aprenden idiomas mediante diálogos con modelos conversacionales, o directores que esbozan películas enteras con ayuda de IA», dice el profesor Reyes en la columna que publica El Heraldo.

Advierte en su texto que la explosión de creatividad y eficiencia que trae consigo la IA no reemplaza al ser humano, sino que lo potencia, y que asimismo es conveniente tener en cuenta que la IA también yerra.

La pregunta es ¿en qué? Pues bien, veamos qué dice el profesor Reyes.

«Aunque las respuestas de las Gen AI son cada vez de mayor calidad, siempre existe un margen de error, imprecisión o desajuste contextual. Por ejemplo, al pedirle a un generador de imágenes que represente un bosque chileno esclerófilo, con quillay, peumo y boldo, la IA puede representar un paisaje frondoso… lleno de pinos. Lo cual no es un error técnico, pero sí cultural, ecológico y simbólico», explica.

Otro ejemplo que ilustra los límites de la IA es que aprende de los datos disponibles.

«Por eso es posible generar una imagen de Ernesto Che Guevara jugando con niños, pero no una de Adolf Hitler, aunque ambos sean figuras históricas. La línea ética ha sido trazada de manera arbitraria por las políticas de quienes desarrollan los modelos», agrega.

Lo claro, en síntesis, es que «quienes no estén al día quedarán rezagados táctica y cognitivamente. Ante esta transición histórica, la mejor estrategia es mantener una actitud abierta, ensayar toda IA que llegue a nuestras manos, aprender con ellas y, sobre todo, enseñar a nuestras hijas e hijos a hacerlo».

Puedes leer la columna completa en este enlace.